Capítulo 2: Tenemos que hablar

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La de piel clara abrió sus ojos con pereza, agarro su teléfono de su buró (o una tipo mesita chiquita :v) lo encendió y observó la hora, “7:30 a.m”

Elizabeth: Ya ni dormir puedo, genial.

La chica no lograba conciliar el sueño, sólo podía pensar en el que había creído era el amor de su vida, eso solo le hacía sentirse peor, recordarlo era más que claro que no le hacía bien, sintiéndose fatal se levantó de su cama, se dirigió a un espejo y se vió, como todas las personas cuando recién se despiertan, lucía horrible, todo su cabello alborotado, sus ojos rojos por llorar, y ni hablar de que tan pálida se veía, pero había algo en especial que no le agradaba, (mi cabello..), lo acomodó de lado e intentó desenredarlo, en vano.

Cada vez que se lo jalaba solo hacía muecas, le dolía, pero más que nada estaba  molesta, su mirada fue a parar a unas tijeras, se acercó lentamente

Elizabeth: Te das cuenta de que si lo haces ya no hay vuelta atrás cierto?

Se preguntó así misma mientras su mano derecha agarraba las tijeras.

Elizabeth: Lo sé, y creo que es tiempo de un pequeño cambio.

Abrió y cerró las tijeras, causando un ligero ruido para después ir al baño, se encerró con seguro, no quería que su hermano la molestara.

Elizabeth: Muy bien...no se tiene que ser experta para hacer esto, eso creo..

Se dio seguridad a sí misma y empezó a cortar, mechón por mechón fue cayendo al piso (imagen multimedia)

Aún se sentía insatisfecha, por lo que siguió cortando, cuando terminó, se vió en el espejo, no había quedado tan mal, en su mente se preguntó a sí misma porque no lo había hecho antes

Elizabeth: Cierto, a él le gustaba como se veía mi cabello.

Inconscientemente comenzó a pensar en él, antes de si quiera reaccionar, saladas lágrimas traicioneras empezaron a caer por sus mejillas, intentó retirarse un mechón de su “fleco” para poder verse de nuevo en el espejo

Inconscientemente comenzó a pensar en él, antes de si quiera reaccionar, saladas lágrimas traicioneras empezaron a caer por sus mejillas, intentó retirarse un mechón de su “fleco” para poder verse de nuevo en el espejo

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Elizabeth: Hay no, no, no, no, ahora que demonios hiciste?!


Dijo mientras veía todo el cabello en el piso, se comenzó a alterar

Elizabeth: Haber, tranquila, no es como si el fuera a trabajar hoy...oh sí? Mejor por si acaso, voy a recoger todo esto.

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