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—Hyung, ¿crees que la alfombra entraría en el maletero si dejamos la puerta abierta? —preguntó Jimin, empujando la caja de su colección de Harry Potter debajo del asiento trasero. Se golpeó la cabeza contra la parte superior del automóvil cuando intentó salir y gimió, frotando la zona adolorida mientras se volvía hacia Yoongi.

—Ya tenemos una alfombra, Jimin. —Yoongi suspiró, caminando dentro de la casa para sacar más cajas de la habitación. Se estaba impacientando con las ridículas peticiones y demandas del menor. Su automóvil estaba casi lleno, y ni siquiera habían guardado la mitad de las cosas.

—¡Sí, pero eso es sólo para la sala de estar! ¿Qué hay de mi habitación? —dijo Jimin, pero Yoongi ya estaba subiendo las escaleras, de vuelta al cuarto. Si hubiera sabido que Jimin iba a ser una molestia tan grande, nunca habría aceptado venir a ayudarlo a empacar.

Sus cosas ya estaban en el nuevo apartamento, y pensó que les ahorraría a los padres de Jimin la molestia de conducir ida y vuelta en múltiples ocasiones, ya que el jeep de Yoongi tenía más capacidad que el automóvil de su familia. Sin embargo, había llegado a lamentar esa decisión dentro de los primeros quince minutos de ayudar a Jimin. El menor había guardado toda su habitación en cajas: libros, DVDs, videojuegos, incluso su colección de juguetes; en lugar de las cosas que realmente necesitaba.

Yoongi se arrastró perezosamente por las escaleras, regresó a la habitación de Jimin y miró a su alrededor. Había cajas llenas de sus pertenencias esparcidas por todas partes, pero la habitación estaba vacía. Jimin había empacado literalmente todo.

Suspiró y tomó una de las cajas, rodando los ojos hacia los peluches de Snoopy que se asomaban por la abertura. Estaba más allá de su comprensión lo que Jimin iba a hacer con todas esas cosas. La habitación en su nuevo apartamento apenas tenía la mitad del tamaño de esta. No había manera de que todas sus cosas fueran a encajar allí.

Escuchó a Jimin gritar desde la planta baja, por lo que se precipitó a través de la puerta, pero terminó tropezando con una de las cajas, derramando el contenido de la que llevaba en brazos por todo el piso.

Mientras recolectaba los peluches esparcidos, notó una libreta anaranjada de tamaño medio y tapa dura, que yacía en el piso no muy lejos de la cómoda de Jimin. No estaba seguro de si provenía de la caja con peluches que había estado cargando o de algún otro lado, pero la levantó y la examinó.

La volteó entre sus manos un par de veces, sin estar seguro de si debería abrirla o no. No era la gran cosa, sólo libreta, y Yoongi no sabía por qué estaba tan nervioso por mirar lo que contenía. Finalmente, la curiosidad ganó y echó un vistazo.

Sin embargo, lo que no esperaba era ver la letra de un niño una vez que volteó la dura tapa. Sus ojos captaron algo interesante escrito en la esquina de la página: una fecha. 6 de junio de 2007. Hace once años.

Echó un vistazo por la página, y su atención se centró inmediatamente en su propio nombre escrito en grandes letras.

Querido diario,

¡Hoy fue un día tan bueno! YOONGI y yo fuimos juntos a la piscina y se veía tan guapo en su bañador azul. Quería decírselo, pero terminé burlándome de su piel porque estaba muy pálido. Yo me bronceo con sólo sentarme en mi patio trasero, pero Yoongi juega baloncesto casi todos los días, ¿¿y sigue sin estar bronceado?? Es tan divertido. Sin embargo, él es tan hermoso. Deseo

—¡Yoongi! ¿Qué demonios te está llevando tanto tiempo? —gritó Jimin desde el final de la escalera. Yoongi entró en pánico por un momento, como si lo hubieran atrapado in fraganti.

Oyó pasos y supo que era Jimin quien subía las escaleras, así que rápidamente metió el diario debajo de su camisa y levantó la caja una vez más.

Dear Diary ※ YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora