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Yoongi despertó con un fuerte dolor de cabeza y la garganta seca, las náuseas se asentaban en su estómago y pensó que bien podría estar muerto. Tomó las dos aspirinas que Jimin dejó en su mesita de noche y las tragó sin agua, antes de levantarse e ir al baño a vomitar.

Se sentó en el suelo del baño y apoyó la cabeza en el inodoro, exhausto por los vómitos, pero todavía con bastantes náuseas. Cerró los ojos y suspiró profundamente. No volvería a beber de nuevo.

Mientras estaba sentado contemplando toda su existencia, la puerta del baño se abrió y sintió una toalla empapada presionando contra su frente, secando el sudor frío. Jimin se sentó a su lado, apartando su pelo y pasando la toalla por su piel.

Antes de que Yoongi pudiera abrir la boca para agradecérselo, otra oleada de vómito subió por su garganta y vació el contenido de su estómago en el inodoro.

—Shh, está bien. —Jimin acarició suavemente la espalda de Yoongi con una mano mientras empujaba su cabello hacia atrás con la otra.

Yoongi gimió cuando se apoyó contra la bañera y echó la cabeza hacia atrás, exhausto.

—Nunca volveré a beber —se quejó cuando Jimin limpió las comisuras de su boca con la tela—. Juro que me estoy muriendo, Jiminie.

—No te estás muriendo, tonto —se rio Jimin—. Pero realmente te sobrepasaste. ¿Recuerdas lo que pasó?

Yoongi estaba tan ocupado muriendo por su intoxicación etílica que no tuvo tiempo para recordar los eventos de la noche anterior. Al menos no adecuadamente.

Poco a poco, mientras las memorias regresaban, recordó haber hablado con Seokjin, recordó haber tomado una botella de whisky entera, y lo más importante, recordó haber buscado al menor y y también a Jimin llevándolo a casa.

Y entonces, él realmente recordó.

Recordó que tropezaron juntos en el camino al apartamento, riéndose y abrazándose borrachos, y Jimin cuidando de él y arropándolo. Y luego recordó haberle besado la mano y haberle dicho que él era su alma gemela.

Las mejillas de Yoongi se sonrojaron ante los recuerdos.

Él no quería decirlo mientras estaba en ese estado. Y seguro como el infierno que no quería decirlo con la cabeza básicamente en el inodoro. Jimin se merecía algo mejor.

—S−sí —respondió él, mirando hacia otro lado.

—¿Entonces crees que soy tu alma gemela? ¿O sólo lo dijiste porque estabas borracho?

—¿No lo eres? —ofreció Yoongi, su voz en algún lugar entre un grito y un gemido. Realmente no quería hablar sobre algo tan delicado mientras estaba en ese estado, en el piso del baño, con vomito amenazando con subir desde su estómago en cualquier momento.

—Claro que sí —respondió Jimin—. Los mejores amigos pueden ser almas gemelas, ¿verdad? Estás aquí para mí, al igual que yo lo estoy para ti. Simplemente no pensé que estabas de acuerdo con ese concepto.

Oh. Mejores amigos. Por supuesto.

Yoongi se sintió estúpido y mentiría si dijera que las palabras de Jimin no lastimaron su corazón mucho más de lo que soportaba.

—No lo estaba —admitió Yoongi—, pero cambie de idea.

—¿Por qué?

—Conocí a un niño —Yoongi se encogió de hombros—, y realmente puso algunas cosas en perspectiva para mí. Cosas que he sido demasiado tonto para darme cuenta durante mucho tiempo.

Dear Diary ※ YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora