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XII

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XII

Nadie toca a Luna Lovegood. Es el sexto año desde el Ascenso, y esa es una regla que todos los que aprecien su vida, deben acatar.

No están muy seguros de qué hace Luna. La ven a veces por el Gran Comedor, en los patios, y con Hermione. Muchos dicen que se la han encontrado en otras partes de Gran Bretaña.

Ella tiene una sonrisa soñadora, y nunca contesta a las preguntas que le hacen, aunque haga parecer que sí.

—¿Cómo estás, Luna?

—Es un día muy bonito para estar mal, ¿no te parece?

—¿Tienes algo que hacer en Hogwarts, Luna?

—Hay tanto que hacer en todas partes, a veces me canso de sólo pensarlo.

—¿Por qué tienes una cicatriz en el brazo, Luna?

—Oh, ¿se ve? Creí que no se veía con este atuendo.

—¿Por qué estás llena de sangre, Luna?

—Merlín, no me di cuenta de que lo estaba todavía.

Los rumores hablan de que ella le da recomendaciones al Rey León. Se sienta en un cojín a un lado de su trono, y dobla los brazos sobre uno de los bordes; hablan en susurros y no incluyen a nadie.

Pero no es por su buena relación por lo que es intocable (no para los que recordamos el destino de Ronald Weasley), sino por el Rey Serpiente.

Son pocos los que lo han visto, y aún menos, los que están dispuestos a decir algo al respecto. Un profesor, que es mejor que se mantenga en el anonimato, y algunas de las niñas de segundo año con las que comparte el tiempo libre cuando está de buen humor, son los que han confirmado lo que dicen las malas lenguas.

En las mazmorras, en un aula transfigurada para hacer de cuarto de los Reyes, en el que nadie más que ellos puede pasar de una sala de recibidor, Luna se arrodilla en el piso y trenza con flores de colores el cabello del Rey Serpiente. Y por un rato, incluso si es muy corto, es Draco y no Malfoy, y no Rey; sólo Draco.

Entonces Draco echa la cabeza hacia atrás y la deja jugar con su cabello, y ella le hace cumplidos con esa voz suave que tiene, y hablan de las estrellas, los planetas y las teorías sobre el ser humano y la magia.

Y cuando Luna lo visita, el Rey Serpiente se pone de buen humor y no mata a ningún estudiante por, al menos, dos o tres días, así que los residentes están contentos con eso.

Tocar a Luna Lovegood podría significar llegar a tener clavados los dientes del Rey Serpiente, y hasta ahora, no existe alguien que desee ese final.

XIII

Pocas cosas hacen reaccionar al Rey León. Las malas lenguas tienen algunas teorías muy interesantes al respecto, aunque ninguna haya sido confirmada.

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