Revisasión Médica

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- Dale, Uma!!  Metele, que se me derrite el helado! - Le grito a mi hermana, quien  se tomó el suyo, mientras hablábamos con los chicos.  El mío, va hacia un derretimiento irreversible.

Nos subimos a las bicis y pedaleamos rápido hasta la casita. Nagy está afuera sentada en una silla de plástico con toda la comida servida en una mesa, que hace juego con las sillas. Tararea una canción mientras Opu prepara el fuego en la parrilla, exáctamente igual al resto de parrillas que hay por todo el camping.

Cuando llegamos, ambos nos miran animadamente. Nagy corta su terareo y me pregunta:

- ¿Pudieron comprar todo?

- Sí, Nagy, pero dame un segundo que meto mi helado en el freezer, que ya está medio derretido.

- ¿Y por qué no te lo comiste? - Pregunta Nagy.

- Porque prefiero guardarlo para el postre.

- Me gusta! - dice - Sos previsora, eh!

- Yo me comí el mío, y estaba riquísimo - Aporta Uma, innecesariamente, con ese tonito que me resulta insoportable.

Sin dejar de avivar el fuego Opu me indica que busque la pantalla solar. Cuando estoy por entrar a la antecarpa Nagy me pide que lave unas verduras, y cuando me acerco a la mesa para agarrar éstas me pide que la traiga la mayonesa de la heladera, que está en la ante carpa. Con la mirada le indico a mi hermana que lave las dichosas verduras y me meto en la antecarpa. Logro encontrar la pantalla y la mayonesa después de dejar el helado en el freezer y cuando se lo entrego a mi abuela me mira con el ceño fruncido:

- ¿y el vinagre?

- no me pediste ningún vinagre.

- bua.

- tomá nagy, lavé tooodas las verduras, ¡¡y también los platos!!- mi hermana aparece como una publicidad de dentífrico. Me enferma.

- un poco de tu hermana podrías aprender Iris. Ahora estás con nosotros y con nuestras reglas. Si ibas a tener este humor te hubieras quedado.- solo puedo responderle con un rodeo de ojos.

Mi abuela retoma el tarareo y mi abuelo sigue soplándole al futuro fuego. Me meto en la casita rodante para cambiarme y ponerme la malla, hace un calor insoportable en este infierno. Mientras me estaba terminando de atar el bikini Uma abre la puerta de golpe; sí, mientras me cambiaba.

- ¿Te suena la palabra privacidad?

- Solo vine a cambiarme y este es un espacio común. Yo tampoco quería venir acá Iris, pero no sirve de nada enojarse con cada cosa que pase delante tuyo.

Ya me puse el protector solar y como Uma sigue cambiándose reviso los mensajes de mi celular: varios son del grupo de mi grado y después otros de unas amigas del taller de dibujo, nada interesante.

- Vamos a la pile un ratito, ¡ya volvemos!- Uma avisa.

- ¿Pero ya se hicieron la revisación médica?- qué bronca siempre falta algo. Opu sigue- Tomen, van a necesitar sus carnets. No es nada raro.

Llegamos a lo que parece una salita, vacía. Lentamente, nos acercamos a la puerta cerrada; justo a punto de golpearla me interrumpe una voz aguda que viene de adentro "pase". Debio haber escuchado nuestros pasos, me digo.

Cuando entramos vemos una típica salita médica de una típica pileta pública: escritorio, balanza y camilla; todo es blanco.

-chicas es de a una la revisación; ¿quién pasa primero?

- Yo! ¡Yo quiero primera!- Grita Uma.

- cualquier cosa estoy afuera.

La puerta se cierra atrás mío y me quedo sola afuera de frente a la pileta y al parque enorme. La verdad, es que este lugar es realmente hermoso, se nota que fue diseñado porque los árboles más altos están atrás y no tapan a los pequeños, mismo hay varios caminos de árboles. Veo a grupos de amigos y familias yendo hacia la pileta, que como todavía no abrió, empiezan a formar una fila en la entrada.

Caigo en la cuenta que ya pasaron varios minutos desee que Uma entró, un exceso para lo que es la revisación. Golpeo la puerta y escucho "un momento" por parte de la medica. Me siento en el banquillo de espera y me lamento por estar haciendo de babysiter de mi hermana. Estoy cansada de estar cuidando a mi hermana, no puedo entender que mis papás trabajen de estar viajando mientras quedamos obligadas a estar acá. Siempre les pido que nos lleven de gira con ellos, pero "es imposible", tenemos que ir al colegio; inclusive me lo dijeron esta vez que es verano.

El tiempo sigue pasando y Uma no sale, no puedo entender qué están haciendo ahí adentro. Voy a golpear la puerta una vez más y empieza a sonar un ruido agudo y ondulante proveniente de adentro. Me paraliza la extrañeza del ruido, en serio qué le están haciendo a Uma? Golpeo más fuerte y nerviosa pero no responden.

-¡Uma! ¿Me escuchás?

- ¡¡te dije que esperes un momento!!

- No!! - grita Uma.

Abro la puerta de golpe, asustada por el grito de mi hermana. La doctora tiene en su mano derecha una jeringa enorme de metal, y con la mano izquierda sostiene con fuerza el brazo de Uma, quien me mira con los ojos desorbitadamente abiertos.

- Entraste justo!! - me dice la medica con una sonrisa falsa, liberando a Uma de su agarre. Uma sale corriendo de la salita.

- Te dejas el carnet!! -le grita la doctora- No importa. Se lo llevas vos. Pasa. Sentate en la camilla.

Entro asustada. No entiendo nada de la secuencia que acabo de ver. Sin embargo, conmigo todo es normal: me pregunta como me llamo, me pesa, me mide, me pide que levante los brazos, que abra la boca y que separe los dedos de los pies, que ni siquiera mira. Me revuelve el pelo en busca de piojos.

- Que fue ese ruido raro que escuché antes? -le pregunto.

- Que ruido? -me pregunta. Obviamente se está haciendo la tonta. Supongo que no tiene sentido que le pregunte por que mi hermana salió corriendo como si hubiese visto un fantasma- Listo! Pueden entrar las dos a la pile. No te olvides de llevarte los carnets.

Salgo de la salita aliviada, y todavia un poco temblorosa. Busco a Uma con la mirada y la veo en la entrada a la pileta charlando con alguien, haciéndose amigos nuevos.

ACÁ LUJÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora