Extra 2. Una cita en el cine

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A partir de la hora número catorce de grabación, Joaquín se sentía cansado, agotado y estresado. Sus piernas dolían y no había grabado con su novio en todo el día, era su segundo mes juntos, había llegado a un segundo mes con él y no se arrepentía ni un día de eso. Estaba acostado en el sillón del estudio, en el set de la sala de la familia Córcega, poniendo la cabeza en el apoyabrazos y sus pies en los otros dos cojines.

Revisó redes sociales en el celular mientras esperaba a que llegara su escena de grabación.

—¿Está ocupado o puedo sentarme? —su novio estaba parado justo delante de él, sonriendo. Le sonrió a su vez y levantó la espalda para que se pudiera sentar en el sofá. Volvió a acostar su cabeza en las piernas y miró a su novio encima—. Estaba pensando —le habló en susurros, para que nadie más escuchara—, ¿vamos al cine después de esto?

—Estoy cansado —se quejó, cerrando los ojos. Sintió como uno de los dedos de su novio se escurrió entre su playera y picó su estómago, sonrió y abrió los ojos otra vez.

—Pero, vamos, hay que hacer algo. Es nuestro segundo mes juntos —le guiñó un ojo—. Ven, es la hora de nuestro llamado.

Y dejó que su novio lo arrastrara fuera del sillón para que grabaran sus escenas juntos.


La noche estaba libre de niebla, lo que dejaba ver las estrellas y la luna en todo su esplendor. Tomó la mano de su novio y la apretó. Caminaron por la calle el resto del camino para llegar al cine; un edificio antiguo, pero lleno de luces, con colores vibrantes que resaltaban en la poca luz de la noche.

—¿Y qué vamos a ver? —Emilio preguntó.

Joaquín estaba observando a su novio de perfil, observando como resaltaba su cabello rizado sobre su frente, su perfil griego, con altibajos y relieve, era más interesante verlo de esa manera, pudiendo ver su diente incisivo superior sobresaliendo por encima de los otros cuando sonreía. Sonrió al darse cuenta de que su novio lo hacía.

—¿Qué sucede? ¿Tengo monos en la cara o qué pedo? —volvió a sonreír, volteando la cara para verlo completamente de frente.

—Eres precioso —su novio se detuvo y soltó su mano. Bajó el rostro.

—No soy tú —y volvió a elevar el rostro, sonriendo con todos sus dientes. Posó sus brazos por sus costados, abrazándolo. Lo levantó un poco del suelo, con un poco de esfuerzo, y pegó sus mejillas juntas—. Te quiero un chingo, Joaco.

Lo volvió a soltar en el piso, tomó sus manos, ambas; entrelazó sus dedos y le sonrió. Se acercó a su rostro y le dio un pequeño beso en los labios. Un pequeño beso que duró segundos, pero que fue suficiente para sentir su corazón acelerarse.

—Ven, vamos al cine, novio.

—Te amo —susurró Joaquín.


El cine se encontraba desierto, sólo atendido por un joven de su edad y una mujer de unos cincuenta años. El chavo limpiaba mientras la mujer se encontraba atendiendo la taquilla y dulcería. Emilio haló de su mano para acercarse ambos a la taquilla. La mujer los escaneó de arriba abajo, poniendo especial atención en sus manos, juntas y entrelazadas.

Sonrió y habló.

—Bienvenidos, ¿puedo saber qué necesitan? —Joaquín trató de ocultar su mano y su sonrojo en el rostro, pero su novio se encargaba de halar aún más su mano a la vista.

—Dos boletos para la siguiente función, por favor —Emilio miró el cartel lleno de luces y volteó a ver a su novio—. ¿Qué vas a querer comer, Crobatoba?

Censura [Emiliaco]Where stories live. Discover now