Revival

Capítulo 3: The Badlands. Parte 2.

Empaqué el libro de nuevo en la mochila, seguido a esto comencé a explorar el muro, buscando una forma de atravesar la brecha que separaba la antigua civilización de lo desconocido. Mi búsqueda me condujo a la parte principal, encima de la puerta había una pasarela de rejilla metálica, al otro lado, que se disponía por arriba de un puente colgante.

"Tiene que haber alguna forma de hacerlo bajar" – Dije mientras investigaba el lugar, entonces a un lado de la pared, en una plataforma superior, se hallaba un torno por lo que rápidamente accedí al nivel superior para comprobar que el torno estaba en un estado de descomposición bastante avanzado, así como que le faltaba la manivela. Dudaba mucho de que el mecanismo funcionase, pero igualmente lo iba a intentar.

Fácilmente solucioné el problema de la manivela al usar el rifle como una, fue más sencillo de lo que me imaginaba, con un poco de fuerza bruta – "Aquí vamos" – Dije posicionándome en mi lugar para comenzar a empujar. Al principio creí que no, dado que el torno no se movía y pensé que la madera se acabaría desquebrajando completamente, pero al ejercer un poco más de presión el mecanismo comenzó a moverse y entonces del interior de la estructura comenzaron a sonar engranajes acompañados de un sonido metálico. Poco a poco pude ver como el puente se iba moviendo lentamente, acompañado del tintineo de las cadenas de acero, pero descendía al fin y al cabo que era lo que quería.

Me tomo como diez minutos bajarlo completamente, tenía los músculos del brazo acalambrados, pero era un dolor que aceptaba con gusto al ver mi objetivo completado. Me acerqué de nuevo a la pasarela para observar la larga estructura que cruzaba el abismo, pensando en una forma de llegar a él dado que la puerta que se hallaba debajo de mí, no parecía muy fácil de abrir. Tuve una idea que pensaba poner en práctica, tal vez no era la más certera, pero era eficaz, a fin de cuentas. Me acerqué hasta una de las cadenas del puente y la agarre para agitarla para comprobar que fuera resistente.

"¿Qué piensas hacer? – Preguntó ella.

"Calla y observa" – Le dije mientras volvía a tomar el rifle y lo pasaba por encima de la cadena, lo agarré fuertemente y eché a correr hasta que llego un punto en que mis pies ya no tocaron más el suelo. La gravedad tiró de mí y rápidamente afiance más mi agarre a medida que comenzaba mi veloz descenso, el aire chochaba contra mi cara, mi pelo ondeaba libre y mi cuerpo tomaba más y más velocidad, aquello generaba una sensación embriagadora. Adrenalina en estado puro.

Me solté cuando estaba más cerca de suelo, para rodar sobre la rugosa y dura madera hasta ya caer al otro lado del lugar, me levanté y sacudí la tierra para girarme y ver por una vez más la imponente estructura que había descendido en cuestión de segundos. Seguido a esto volví a mirar al frente, a la primitiva y profunda jungla, me preparé y puse en marcha.

Una cosa que me llamó la atención mientras me acercaba a la linde fue el hecho de que el suelo no fuese tierra, sino baldosas de piedra, no pude evitar detenerme un momento al estar justo delante de los inmensos árboles, levanté mi cabeza todo lo que pude para intentar apreciarlos antes de volver a la marchar, adentrándome así en las profundidades de lo desconocido. Caminaría al alrededor de un kilómetro, por aquel misterioso suelo de baldosas que iba ascendiendo suavemente hasta toparme con un inmenso árbol caído que me bloqueaba el paso, aquello no fue ningún impedimento sino una simple piedrecilla en el camino, por lo que rápidamente comencé a escalar la superficie. Lo cual no me llevo tanto tiempo, ya que en un par de minutos me hallaba en lo alto y entonces me sorprendí al darme cuenta que delante de mí aquel suelo formaba un amplio camino que atravesaba el lugar. Desde lo alto había sido incapaz de verlo ya que la espesa maleza lo escondía.

Rápidamente tomé el libro para saber si había algún dato del lugar en el que me encontraba, efectivamente era así, recibía el nombre del Camino Sagrado, fue construido varios años después de que los primeros exploradores se adentrasen en la jungla en dirección a las Tierras Prohibidas, como una forma segura de llevar a los ciudadanos de Meriviam a través de la jungla hacía los páramos. Aquello me sacó una sonrisa, sólo tenía que seguir la ruta y llegaría a mi objetivo.