15 de abril del 2019
No me lo puedo quitar de la cabeza. Es algo que parece que he grabado con detalle mentalmente y que se reproduce en bucle; iría hasta arriba pero lo recuerdo perfectamente. La recuerdo a ella. Recuerdo su pelo, el tacto de este, recuerdo sus ojos profundos, recuerdo de forma que me hace enrojecer el sonido del suspiro involuntario que soltó cuando enrede mis manos en su cabello y baje por su cuello, recuerdo su olor, recuerdo sus labios entreabiertos... y... sí, recuerdo como su cadera se acopló a la mía cuando aún sin entender muy bien el motivo, pues tuve esa gran necesidad de... besarla. No sé qué ocurrió, bueno, sí; ocurrió que iba drogada pero no lo entiendo. Intento no darle muchas vueltas pero ante la idea de que no sé quién es esa chica me explota la cabeza. ¿Es posible que no vuelva a verla? porque sería raro, ¿o lo raro sería volver a verla? que no tiene porqué lo sería ya que claramente no volvería a ocurrir lo que pasó. Aquella copa me desestabilizó entera e hizo que me comportara de una forma impropia a lo que soy yo.
Eneas se queda dormido mientras le doy su biberón y eso hace que aterrice de nuevo para sonreír enternecida. ''Venga pequeñín, que no te queda nada'' le susurro y acaricio la carita para que se despierte, no tarda nada en abrir los ojitos otra vez y ponerse a beber como un loco hasta que se lo acaba del tirón. Este niño me mata de la ternura porque hasta parece que me sonríe antes de que lo vuelva a dejar en su cuna.
Menos mal que mi trabajo me hace desconectar y me regala estos momentos.
Rocío aparece por la espalda y casi me provoca un ataque porque no me la esperaba. –Luisi.
Me giro rápidamente. –Vaya. –me encojo. –dime, dime.
-Bueno qué, me vas a contar la movida esa del viernes o...
-Si tampoco es que haya mucho que contar. –finjo.
Niega con la cabeza. –Pues sí hombre, venga ya, si me mandaste unos mensajes desesperada el sábado.
-Desesperada tampoco eh Rocío, que te gusta mucho exagerarlo todo.
Abre la boca y se pone la mano en el pecho de forma, como no, exagerada. –No me puedo creer esto; Luisi, cuando te levantaste me acribillaste a mensajes sin concretar nada y después desapareciste todo el día de whatsapp.
-No tenía ganas de nada. –la agarro del brazo y nos alejamos de los pequeños. –si quieres te hago un resumen rápido.
Se frota las manos mientras se sienta. –Ya estás tardando.
Trago y soy bastante escueta. –Como ya sabes, salí con mi hermana porque y que me veía baja de ánimo y todo es, además que quería celebrar que haya encontrado pisito. –asiente y me anima a que continúe. –pues fue todo muy... normal hasta que dejo de serlo, o sea, a ver, me explico; estábamos en el bar y todo pues muy como siempre, llegamos a la discoteca y todos y todas se piden sus copas y yo me quedo un poco rezagada... -hago una breve pausa. –mira, que no me enrollo más, a ver, que fui a la barra a pedir algo y que no me hacían ni caso y yo pues, ya me dirás, espera que te espera...
Me interrumpe. –Odio cuando pasa eso.
-¿Verdad?
Con cara de obviedad sentencia. –Pierdes mucho rato ahí, o sea, me han llegado a poner copas cuando ya ni me apetecían; muy fuerte.
-Pues eso. –continúo. –la cosa es que yo estaba ahí y nada eh, que ni caso, y yo lo que quería era pues bailar y pasarlo bien así que no se me ocurrió otra cosa que... -suspiro. –robarle la copa a un tío que la había dejado encima de la barra y se había distraído.
-Y te pillaron. –me vuelve a interrumpir.
Resoplo. –Ojalá... pero no.
-Era garrafón y te pusiste tibia. –suelta divertida.
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EL TEATRO, QUE BAILA
RomanceLuisita ha llegado a ese momento de su vida en el que algo en su interior le susurra una y otra vez que debe ''dar un salto al vacío''; el problema es que no lo entiende. Si le hubiesen preguntado hace cinco meses cómo iba su vida, no habría dudado...