Recuerdo

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Casualidad Parte II

Amaba sentir su olor tan cerca, era que siempre olía de esa manera. Amaba mirarla era como una luz; ella podía iluminar tanto el día, generalmente me la pasaba en un rincón alejado siempre observándola con precaución, no quería que me descubriese espiando su belleza.

-Hey, Claudio- me giré rápidamente-¿Qué hacías?- Era León un poco más y me infarto.

-Nada, solo tomaba un licuado- realmente eso estaba haciendo, solo que mi atención no se centraba en eso.

-Claro, te tomas un licuado mientras babeas por Emi- yo no respondí y él sonrió – Atrévete Claudio, no esperes que sea tarde y termines arrepintiéndote.

-No puedo hacerlo León. Estamos en los últimos días para la graduación y yo después de ella me iré de México; no me perdonaría el verla llorar prefiero mantenerme así, en la oscuridad.

-No puedes asegurar que la hará llorar, si tanto la amas no serías capaz de lastimarla ¿cierto?, no puedo entender por qué todo el año intentaste evitarla- él tenía razón pero mi papá había sido muy claro.

-León todo es por papá- él me miro sin poder entender de que hablaba- Papá sabe del pasado de la familia de Emilia y me lo advirtió no quería que me acercara ni un poco a ella, pues cree que solo estaría conmigo por el dinero.

-Ella no es así, y sí; su pasado no es el más limpio pero todos nos hemos equivocado y eso no define que seremos en el futuro- él tenía razón pero yo me iría luego del baile de graduación que es en una semana- Piensa de verdad que vas a hacer y simplemente no te arrepientas después.

Llegó el día de la verdad, hoy en el baile me acercaría a ella y se lo diría, lo había pensado y era el momento más preciso. Tenía que tomar las riendas de mi vida y dejar de ser el títere de papá, quería que esto fuese por mí, ella había llegado aquí como la chica más humilde y como una becada más pero desde ese día que me acompañó en aquel momento difícil entendí que ella era de las mejores personas.

Todo comenzó como en cualquier baile de la escuela, las chicas entraban y nosotros justo al lado de ellas, las parejas habían sido asignadas por Gabriel y para mi sorpresa y satisfacción ella estaba a mi lado, llevaba ese vestido rojo que resaltaba su mirada y su figura, su cabello caía en una cascada de rulos, no podía entender como tanta belleza podía ser tan solitaria.

Comenzó el brindis y luego el vals, ese era el momento. Tenía que aprovechar mi oportunidad para decirle todo lo que estoy sintiendo; sin importar cuanto me pueda costar esto debía hacerlo por mí solamente.

-Estas muy linda hoy- comencé el plan, ella me miró extrañada y soltó una sonrisa nerviosa- Es muy enserio lo que te digo, no sabes lo linda que te ves y como ese vestido te hace ver alucinante. Dime ¿Por qué no te dejaste ver antes? ¿Dónde te metiste todo este tiempo? Entraste a mi vida como un ángel y me salvaste ¿Lo sabías?

-Claudio ¿Por qué me dices todo esto hoy? No lo entiendo, para ti fui tan invisible durante tanto tiempo y justo hoy, hoy tenías que venir y decirme todo mientras bailamos, sabiendo que esta noche será la última vez y que posiblemente nunca más nos volveremos a ver- y ahí justo ahí la besé sabía que tenía que hacerlo de una vez si no la perdería y ya ese jueguito me estaba cansando pero la felicidad no duró mucho tiempo.

En cuanto la canción terminó ella se soltó de mí y salió corriendo su celular estaba sonando, la seguí necesitaba saber que pasaba, ella apenas contestó se veía agitada. Desde donde estaba no podía escuchar lo que habló con esa persona pero justo cuando la vi sentarse en aquella banca me le acerqué algo estaba pasando, ella lloraba e intentaba llamar a alguien, pero al parecer no salía la llamada.

-Emi, cálmate. Dime ¿Qué pasa?- ella me miró y simplemente me abrazó y comenzó a llorar- Cálmate por favor, Emilia. Ya pasaran las cosas, pero no llores más.

-Necesito que me lleves rápido a mi casa ¿puedes?- ella me miraba y estaba muy mal. Tomé su mano y la llevé directo al auto, comencé a manjar en las direcciones que ella me decía pero preciso las cosas tenían que salir mal, no lo vi venir pero después de intentar esquivar el auto que venía en contra vía chocamos con un poste, yo solo había podido frenar a Emilia para que se golpeara tan fuerte pero cuando voltee ella estaba inconsciente.

Tomé mi teléfono y rápidamente marqué a emergencias, apenas llegaron nos llevaron al hospital. No sabía que hacer me estaba matando el no poder comunicarme con nadie. Luego recordé que el teléfono de Emilia estaba en mis manos, preciso entró una llamada de su mamá la cual contesté.

-Emilia, ¿Dónde estás? Martina está prendida en fiebre y tú eres su mamá- ella, ella tenía una hija eso era lo que escondía y yo no sabía qué hacer.

-No, no habla Emilia. Es Claudio un compañero de LIKE, íbamos en camino a su casa pero tuvimos un accidente- después de explicarle todo y darle la dirección ella llegó con la pequeña niña de ojos verdes la cual pedí que atendieran.

Cuando por fin el doctor salió explicó que el golpe no había sido muy fuerte pero que lo más seguro era que no recordase lo que había pasado, aquella noche me quedé allí y cuidé de Martina, los chicos llegaron a la mañana siguiente pero para cuando Tony salió entendí que ella no recordaba nada de lo que había pasado así que decidí que me iría y les pedí a ellos que no la hicieran recordar que aquella noche yo había estado allí con ella, no me iba a perdonar lastimarla.

Erase una vez... ClaumiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora