Rebeldes III

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Última parte

Después de escuchar aquella noticia nuestras vidas cambiaron de u manera increíble, y hasta el momento no he podido superar su muerte. Han pasado 10 meses y aún no soporto la idea de estar sin ella, me enfrasqué en mis estudios y me alejé de las personas decidí no volverme a enamorar, era imposible sentir algo más por alguien después de eso.

Hoy decidí salir a caminar para dejar de pensar y carcomerme la cabeza con respecto al recuerdo de aquel horrible día. La música que retumbaba a través de mis oídos no sonaba más que como un ruido molesto desde que había fijado mi mirada en aquel árbol, podía vernos allí sentados disfrutando de nuestras canciones preferidas, leyendo un buen libro o simplemente preservando el hermoso silencio. En los últimos diez meses que habían transcurrido nunca me había tomado un tiempo como este para estar a solas, siempre trataba de estar con mi hermana o de ir a su casa a visitar a su hermana y a su madre.

Simplemente dejé de salir de casa, comencé  a enfrascarme en otras cosas y dejé de frecuentar los lugares a los que iba con ella; sin duda alguna su partida fue el acto más doloroso que tuve que vivir, aún recordaba cada momento que habíamos vivido aún era de mi agrado creer que estaba a mi lado. Decidí acercarme mucho más a aquél árbol testigo de nuestra locura y me dejé caer en el suave césped.

Podía recordar a aquella pequeña de cabello negro y ojos grandes asegurándome que no pasaría nada por sentarme en el suelo; “Anda deja ya de ser tan estirado y siéntate, o ¿Tienes miedo que se te floree el culo? Aún podía escucharla diciendo cada una de sus frases irónicas pero muy graciosas. Al sentarme cerré los ojos y busqué en mi lista de reproducción una de sus canciones favoritas, mientras esta transcurría podía sentirla cada vez más cerca.

“No digas nada por favor que hablando el alma me destrozas, quiero decirte tantas cosas” Aún recordaba cuando se recostaba en mi hombro y susurraba cada verso de la letra.  “Siempre quise tener la oportunidad de poder hablarte una vez más” Cuando esta frase salió por mis audífonos sollocé, si tan solo esa semana hubiese compartido más con ella, y aunque el pasado debe ser superado no fue fácil aceptar aquella jugada del destino. No sé en qué momento pero sentí como alguien tomó mi mano.

“Yo siempre estaré para ti, cada vez que me necesites vendré a cuidar tus sueños; te prometí que nunca te abandonaría y voy a cumplirlo” Aseguré haberla escuchado, el dolor se hizo presente junto con una cantidad de lágrimas que sentía bajar por mi mejilla, pero a pesar de oírla no podía moverme para mirarla o al menos responderle. “No llores más, siempre estaré contigo y no te reproches era mi momento de partir” Cada frase escuchada sanaba un poquito mi alma rota. “Recuerda que siempre estaré en tu mente, yo también te amo. Sigue con tu vida por favor, renace de tus cenizas y vuelve a ser tú que yo te cuidaré desde donde estoy” Sentí como se aferraba a mi mano pero luego la iba soltando de a poco.

Sentí a alguien tocar mi hombro, con un poco de exaltación abrí los ojos, a mi lado había una chica sentada- Disculpa - la miré extrañado- es que la pelota de mi hermanito se atascó en aquella rama y quería pedirte ayuda­- solo asentí y me levanté para dársela- Muchas Gracias, por cierto me llamo Emily. ¿Quieres jugar con nosotros?

Al final pude sentir que ella siempre estaría conmigo, así que era el momento de comenzar a sentir.

Erase una vez... ClaumiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora