Capítulo 3

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Un sonido hizo que despertara de golpe. Estire mi mano buscándolo en la cama pero estaba fría, me senté de un salto. La habitación estaba vacía.

Me levante y busque mi boxer poniéndomelo aunque no me gustaba no poder tomar una ducha y me sentía sucio. Vi su camisa en una silla, aún tenía su perfume... era delicioso, me la puse y camine por un pasillo que ni había visto la noche anterior.

Entre en la cocina y ahí estaba él preparando algo.

-¿Te desperté? -preguntó mirándome por sobre su hombro a lo que negué. -Estoy preparando el desayuno. -Asentí sentándome en la barra.

Al parecer él si se había bañado, su pelo aún estaba algo mojado, algunas gotas caían y se deslizaban por su espalda.

Solo llevaba unos pantalones deportivos, me sonroje cuando vi unos rasguños en su espalda. No sabía que podía hacer algo como eso.

Mire la hora en un reloj que estaba en la pared, las nueve de la mañana. No me preocupaba ya que era mi día libre aunque fuera jueves.

-Aquí tienes. -puso frente a mí un plato con diferente vegetales y algo de tocino.

-Gracias. -separe el tocino a lo que me gane una mirada de su parte. -Soy vegetariano, lo siento.

-Oh, espera. -tomo el plato de regreso y lo cambio por uno nuevo con lo mismo pero sin el tocino. -Es bueno saberlo. -sonrió.

-Gracias. -ahora venía a aparecer mi timidez, después de todo lo que hicimos anoche. Quería golpearme la cabeza con algo.

Comimos en silencio, lo que me gusto aunque no fuera fan del silencio pero me sentía cómodo a su lado.

-Si quieres puedes ducharte. -dijo llamando mi atención.

Él estaba sentado al otro lado de la barra frente a mí, asentí terminando lo que había en mi plato.

-Una ducha sería bueno. -dije levantándome y rodeando la barra.

-Puedes dejarlo ahí si quieres.

-No, está bien. -limpie lo que había usado.

De pronto sus manos estaban en mi cadera y él había comenzado a dejar besos en mi cuello.

-Me excita verte con solo mi camisa y boxers. -susurro seductoramente en mi oído.

-¿Si? -incline mi cabeza dándole más acceso a mi cuello.

Sus manos bajaron hasta mis muslos recorriéndolos mientras subía hasta llegar a mi abdomen por debajo de la camisa. Sus dedos jugaron con mis pezones sacándome un gemido quedado.

-Noah... no... -me estaba costando hablar con él succionando en mi cuello y pellizcando mis pezones.

-¿Porque no Cas? -pregunto girándome y volviendo a lo suyo. Metió una de sus piernas entre las mías sacándome un quejido cuando esta rozo mí ya despierto miembro.

-Es-estoy sucio... ah...

-Bien, vamos a tomar una ducha. -extrañe su calor cuando se alejó de mi cuerpo. Tomo mi mano guiándome por el pasillo hasta llegar a una puerta.

El baño era grande, tenía una tina y una ducha. Pero no pude apreciar mas ya que mi vista se vio interrumpida por un sexy cuerpo, levante la mirada encontrándome con la suya.

Sonrió tomando su camisa haciéndome levantar los brazos para sacarla. Acaricio toda la piel expuesta dejando uno que otro beso.

Saco mi boxer y su pantalón que para mi sorpresa era lo único que llevaba. Ambos quedamos desnudos y el me guio hasta la ducha metiéndonos a ambos bajo el agua tibia.

Era la primera vez que alguien enjabonaba mi cuerpo tan suavemente. Gemí cuando sus dedos entraron en mi canal y rápidamente apoye mis manos en los azulejos para poder sostenerme.

-Hay que limpiar bien aquí. -murmuró mordiendo mi hombro. -Pero si sigues gimiendo así no podré contenerme Cas.

-Noah... -lo mire por sobre mi hombro mordiéndome el labio inferior. Empuje mi cadera hacia atrás ganándome un gruñido de su parte.

-Parece que este pequeño agujerito tuyo no quedó satisfecho. -saco sus dedos penetrándome de una estocada sacándome un grito.

Se quedó quieto unos minutos y luego comenzó a moverse lentamente, me penetraba profundamente. La mezcla de dolor y placer hacían a mi cabeza dar vueltas. 

-Mm... ah... rápido... -pedí y el aumento el ritmo.

Nos hundimos nuevamente en la bruma del placer.

Terminamos descansando en la tina, yo estaba sentado en su regazo con mi espalda apoyada en su pecho. Era tanta la tranquilidad que comenzaba a quedarme dormido.

-Vamos pequeño, hora de salir. -se levantó llevándome con él.

Seco todo mi cuerpo y luego el suyo. -Puedes usar lo que quieras de mi ropa.

Ambos caminamos de regreso a su habitación con una toalla envuelta en la cintura me entregó unos boxers y cuando me estaba por dar ropa negué.

-Está bien así, me pondré mi ropa. -alce mis pertenencias colocandomelas. -Creo que es hora de que me vaya. -dije y de pronto mi celular sonó. Lo busque en el abrigo que había alzado recién y conteste sin ver quien era. -¿Hola?

~ ¿Dónde estás Tay? -un escalofrío recorrió mi cuerpo pero esta vez no era por algo bueno.

Mire a Noah que había notado mi reacción y me miraba curioso.

-¿Qué necesitas? -mi voz sonó más fría de lo que esperaba. -No creí que volverías a llamar. -dije encaminandome hacia la sala.

Sabía que Noah me seguía porque lo podía escuchar caminando detrás de mí.

~Tenemos que hablar. -sonó serio. -Déjame explicarte porque no pude llegar.

-Creo que eso quedó claro. -dije cortante.

~Estoy fuera de tu apartamento, hablemos por favor.

-Genial. -maldije interiormente. -Ya estoy saliendo. -dije y corte.

Una mano se cerró en mi muñeca impidiéndome alcanzar el pomo de la puerta.

-No quiero meterme pero creo que no sería buena idea que fueras. -mire a Noah que estaba serio, sus ojos parecían arder con algo que no quería describir o saber. -Quédate Cas. -susurro grave.

-Lo siento. -puse mi mano sobre la suya deshaciendo su agarre. -Debo irme, gracias por todo Noah. -Abrí la puerta saliendo pero volví a ser detenido.

En un rápido movimiento me giro tomando mi boca en un profundo y fogoso beso que prometía más de lo que ya sabía.

-Puedes venir aquí cuando termines o sabes mi número. -dijo seductor. -Estaré esperando tu llamada Casper. -dijo lamiendo mis labios y atrapando el inferior en sus dientes sacándome un gemido.

Se alejó dejándome un poco aturdido pero asentí retomando mi camino sin mirar atrás. Baje las escaleras ya que estábamos en el segundo piso.

Al salir a la calle el frío recorrió mi cuerpo por lo que me abrace.

Tome un taxi y a los minutos ya estaba subiendo a mi apartamento. La diferencia que yo vivía en un cuarto piso y como había dicho, él estaba sentado afuera de mi puerta.

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