8. Race.

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| Barbara West | You gonna pay, Dylan.

Maratón 3/3.

— ¡West está en la casa!

La música sonaba muy alto y las personas explotaban el lugar. 

Las carreras nunca faltaban, las carreras permanecían. Después de tanto tiempo se volvía a sentir cómo normal, aunque no fuera así.

Tenía a Ky atrás siguiéndome junto con Brad agarrados de manos, Dylan venía a mí lado y junto con él 4 hombres más. Había toda clase de coche por el qué tu puedes apostar.

Acá no traes el coche qué quieres, aquí lo alquilas y sí ganas, te lo llevas. En las carreras, antes de comenzar te piden revisar el coche qué vas a elegir para saber sí cumple con tus demandas y no esté saboteado. 

Es un peligro cuando corres con el coche qué te dan, no el qué tu llevas. Todo siempre puede terminar mal y es exactamente lo qué hace qué este lugar sea tan famoso.

Todos gritaban y era sorprendente la energía qué tenían, me fije en la pantalla y abrí mis ojos al ver qué las apuestas estaban por las nubes.

— Así qué, ¿lista para hoy? — Habían pasado algunos minutos, tenía mí tercer trago en la mano y estaba con mí grupo de siempre. El qué estaba hablando ahora era Connor, lo conocí acá en las carreras, fui el primer amigo qué hice.

— ¿Cuándo no lo estoy? — Dylan tosió llevandose toda la atención.

— Está noche lo haré yo. — Arqueé una ceja confundida. Dylan no corría desde hace meses, desde qué uno de los chicos qué competían con él murió a causa de un saboteo en su coche, de ahí no quiso saber más.

— ¿Estás diciéndome qué 'Dylan fucking loco' va a estar detrás del volante hoy? — La forma en la qué Brad se refirió a él nos hizo reír a todos y una sonrisa algo fingida salió de él, sin embargo asintió tomando una cerveza de la gran caja qué nos habían regalado. — Prepararé todo.

Brad se levanto para hablar con los anfitriones y yo me quede en silencio esperando qué el dirigiera alguna palabra hacía a mí pero fue todo lo contrario, siguió hablando con los demás chicos ignorando mi existencia.

Las cosas en casa estaban bien, todo iba como tenía qué ir, no sabíamos nada de los Bieber desde la otra vez y ya habían pasado 3 días desde qué colgué la llamada cuando Justin llamó. 

Aún no le devolvía su celular y el coche, gracias a Dios, nadie lo había registrado, al menos no qué yo sepa. Volviendo al móvil, estaba bloqueado, tenía demasiada seguridad para ser un móvil, eso me aclaró qué podía tener toda la información qué quisiese de ahí pero inútilmente no había cómo desbloquearlo.

Tres de los coches qué teníamos en frente se movieron de lugar para qué otros se estacionaran.

— ¿Porqué esos imbéciles se movieron de dónde estaban? — Le pregunté a Connor alzando mí ceja izquierda.

— Porqué esos puestos le pertenecen a ellos. — Respondió sin quitar la mirada de enfrente.

No sabía qué estábamos en silencio cuándo los gritos volvieron pero está vez más fuertes. De los coches se bajaron alrededor de seis chicos y el presentador también grito por los altavoces.

— ¡Este es día de suerte! — Fruncí el ceño porqué me fijé qué todos tenían sus miradas en mí. — ¡Bieber también está en la casa!

Inside -»  jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora