Capítulo 26. Charla y visita inesperada.

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—No te mentire Lena, estoy muy molesto, siento tanta impotencia en estos momentos porque intenté ayudarte, intenté estar allí para cuando me necesitarás y te falle, no pude hacer nada porque ni siquiera sabía lo que ocurría —mis ojos arden por las lágrimas y abro la boca para hablar pero me silencia —ahora es mi turno de hablar.

Aprieto mis labios asintiendo, tiene razón. Mira hacia arriba y cierra fuertemente los ojos, lágrimas corren por sus mejillas. Me siento como la mierda.

—Creí que estábamos bien, fuera de los problemas con tu padre creí que lo estábamos pero sé que no, quizás no sientes lo mismo que yo porque sino entonces no hubieses hecho lo que hiciste, hubieses pensado en mí, en nosotros ¿Creías que yo estaría mejor si tu...? Ni siquiera quiero pensarlo. Me hubieses destruido Lena y no pensaste en ello.

Desvío la mirada de él. Es muy fuerte, demasiado duro y me lo merezco porque tiene todo el derecho de sentirse de esa forma. Soy un asco de persona.

—Mira, tu discurso no tiene sentido —continúa— porque a pesar de todo sigo aquí para ti, quiero siempre estar para ti Lena Barrow. Llámame cursi o lo que quieras pero me he enamorado de ti, estoy totalmente perdido pero por favor dime que no soy el único que lo está. Necesito que me digas si vale la pena seguir aquí para ti, si tú sientes lo mismo, soy humano Lena y por más que quiera no puedo intentar salvar a una persona que no lo quiere. Yo te amo Lena Barrow, por favor dime si sientes lo mismo porque yo ya no sé.

Muerdo mi labio para no derrumbarme, Zack está a punto de hacerlo.

No tengo que pensarlo, no hay dudas en mi cabeza a pesar de que creo que no lo merezco en mi vida. Supongo que a veces somos egoístas dejando que una persona entre a nuestras vidas aunque sabemos que no tenemos derecho a tenerlo por ser quienes somos. No quiero dejar a Zack, no quiero alejarlo de mi vida, sé que puede conseguir algo mejor pero es mi momento de ser egoísta, de nuevo.

Limpio mis lágrimas y lo observó fijamente, su mandíbula está apretada fuertemente, se está controlando.

—También te amo Finnegan y te quiero en mi vida. No soy lo mejor, estoy dañada y jodidamente no soy flores y corazones siempre pero te amo.

Permanece serio unos segundos hasta que una sonrisa comienza a crecer en su rostro y lo cubre con sus manos. Justo ahora me doy cuenta de lo frágil que puede llegar a ser Finnegan y no digo que sea un defecto pero no lo tenía en cuenta antes.

Se levanta de golpe y camina hacia mi. De inmediato me alzo un poco y mis manos se enredan en su cuello atrayendolo hacía mi en un beso que no sabía que quería tanto. Aunque somos un desastre de llanto y ambos estamos temblando el beso está justo en el momento perfecto.

Cuando nos separamos junta su frente con la mía mientras acaricia mi cabello. Cierro mis ojos disfrutando de su cercanía y siento su aliento chocar contra mis labios.

—Prometeme que nunca más harás algo así de nuevo, prometeme que me dejarás ayudarte —susurra. Abro los ojos, aún hay lágrimas corriendo por su rostro. No tengo que pensarlo.

—Lo prometo —susurro de vuelta y presiona sus labios con los míos, suave y rápidamente.

—Mis padres trabajarán duro para que no vuelvas a pasar por ésto pero de igual forma, cada vez que sientas que ya no hay nada más, piensa en mi y piensa que para mi lo eres todo.

***

—¿Cuándo se supone que me puedo ir? —le pregunto a Tía Chris.

Solo ella, Lissie y yo estamos en la habitación, Finnegan tuvo que irse con sus padres pero prometió volver en cuanto pudiese. Sus palabras aún están grabadas en mi mente y se repiten constantemente haciéndome sonreír como idiota de la nada.

¡Para nada con amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora