Te oyen decir groserías por primera vez.
• Leon.
No estabas teniendo precisamente un buen día. Leon estaba a tus alrededores observándote, en cualquier momento alto peligroso volaría de ti. Era como si la mala suerte se hubiese puesto de acuerdo en que nada te saliera decentemente bien. Lo que ya te sacó de tus casillas cuando al pedir tu café, a unos metros de llegar a tu silla de escritorio, en tu oficina compartida con Leon, quien también bebía su café, tropezaste con la pata de la mesa y todo tu café cayó al suelo. Te quedaste pasmada y todo tu enojo se vio resumido en una grosería que soltaste.
—¡Puta madre! — exclamaste enojada y saliste de allí para limpiar aquel desastre.
Leon no emitió sonido alguno, sólo se quedó en su lugar con su café.
• Chris.
Estabas frustrada, nada te estaba saliendo bien, además de que ese día habías programado para sacarte sangre (lo habías aplazado ya por cinco meses). Chris te haría compañía, aunque te habías negado varias veces porque sólo tu sabías como te ponías con agujas e inyecciones, algo irónico ya que tu profesión era de ayudante de enfermeros/as.
Se dirigieron con el enfermero y tú ya estabas por salir corriendo. Te arremangó una de las mangas de tu blusa, te frotó un poco de alcohol con un algodón en el antebrazo y te pidió, que sí no lo soportabas, mirases para otro lado. Maldijiste, primero en tu mente y cuando sentiste la metálica aguja introducirse en tu organismo, soltaste una grosería por lo bajo pero audible como que Chris te oyera.
—¡Mierda! — maldijiste y apretaste los dientes deseando que terminara aquella tortura.
Chris por su lado te miraba estupefacto, nunca había escuchado que dijeras tales groserías.
• Albert.
El rubio te vio cómo, en cámara lenta, te golpeabas el pie con la mesita ratona. Tu rostro se contrajo de dolor y soltaste un pequeño grito seguido de una maldición, la cual jamás te había imaginado que podría haber salido de tu boca.
—¡Carajo! — exclamaste mientras sostenías tu pie, sentada sobre una silla giratoria de escritorio, dolía como mil demonios.
Albert por su parte no sabía si reírse o qué.
• Piers.
Estabas practicando algunos movimientos en el gimnasio de la BSAA, mientras el teniente te supervisaba y daba algunos consejos. Cuando quisiste practicar con la bolsa de arena, le diste una patada y resbalaste. El golpe dolió y soltaste una maldición que el castaño casi ríe.
—¡Mierda puta! — exclamaste y te levantaste, viste al recluta conteniendo la risa y tú por el dolor y nervios reíste.
• Jake.
Jake cada tanto soltaba alguna que otra mala palabra, pero a ti nunca te había oído decir alguna y esa tarde mientras practicabas algunas acrobacias o simplemente ibas de aquí a allá fortaleciendo tus músculos para lo que se venga, tropezaste y a diferencia de otras veces que te lo tomabas como algo divertido, ese día estabas agotada y al caer soltaste una grosería.
—¡Carajo! — soltaste con cansancio.
Jake te miró algo perplejo, de verdad no se esperaba algo así de ti. Aunque en el fondo le hacía gracia.
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No me quedó muy bien pero bueno, algo que quise hacer y que sería genial imaginar. Espero les guste ♥ puse las malas palabras más "suavecitas" porque si pongo las que dicen en Argentina...
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resident evil ; {preferences, one shots, reactions, scenarios, etc.}
RandomDecidí hacer algo más cómodo que sólo one shots. Resident Evil no me pertenece.