Esa noche Voldemort había dormido en la torre de Gryffindor, concretamente en la cama de Harry. Ninguno de los dos había querido separarse el uno del otro pero Voldemort había sido el que había puesto en palabras su deseo de estar con él, no había visto forma de dejar a Harry solo después de lo que había vivido.
No hablaron cuando se tumbaron uno al lado del otro. Harry simplemente se acurrucó en sus brazos y el solo pudo abrazarlo, apoyando su barbilla en su cabeza. Encerrados en el dosel de las camas, nadie había notado su presencia. Y ni Harry ni él habían tardado mucho en dormirse después de eso.
Sin embargo, ahora que Voldemort veía su rostro dormido, su pecho subiendo y bajando plácidamente por su respiración relajada, no podía evitar pensar en un sin fin de cosas: «¿Cómo es posible que quisiera matarle? ¿Cómo alguna vez quise hacerle daño? ¿Cómo es que pude hacerlo? ¿Por qué no me di cuenta antes de lo maravilloso que era Harry? Lo tuve delante de mí, muchas muchas veces pero nunca me di cuenta hasta ahora».
Era como si hubiese abierto los ojos por primera vez, todo lo que veía en Harry era diferente y todo le gustaba pero el simple hecho de que alguien pudiese matarlo o herirlo lo horrorizaba, imaginarse a él haciéndolo como tantas veces había hecho en el pasado ya no le traía placer, todo lo contrario, le hacían tener ganas de vomitar y maldecirse hasta el olvido.
Pasó una mano sobre su mejilla, notando el suspiro que soltó Harry con el acto. Él nunca podría matar esto. Nunca más podría pensar en hacerlo, independientemente de como resultaran las cosas. No es que fuera a abandonar sus objetivos, no estaba preparado para ello pero si Harry estaba al otro lado, si Harry estuviese en contra de todo no sabía que haría, no quería hacerle daño, no quería ver esa expresión nuevamente en su cara. No quería ver más el dolor en esos ojos ni en ninguno de sus rasgos, por eso mismo sabía que tampoco podía encerrarlo y esconderlo del mundo. Harry era alguien que necesitaba el contacto de los suyos, que amaba a las personas casi sin conocerlas, no podría aislarlo porque eso lo mataría de otra forma. Ya no dependía de si era su horrocrux o no, ahora era un aspecto secundario.
El dolor en su cuerpo aumentaba con cada línea de pensamiento y Voldemort supo en ese instante que debía detenerse. Sabía que era lo que estaba sintiendo pero no podía hacerlo ahora, su alma tendría que esperar. Harry tenía que saberlo todo antes pero era demasiado pronto, acababan de aceptarse nuevamente. Si revelara quien era lo perdería y eso sería más doloroso que el dolor sordo que lo aquejaba en este momento. No era el momento ni el lugar para las disculpas. Pero más que nada, no quería ver nuevamente el desprecio en su rostro, probablemente estaba siendo egoísta una vez más y no le importaba.
Harry se removió en la cama y sus ojos no tardaron en abrirse. Aún somnoliento y enrojecidos sus ojos resplandecían. Voldemort le tendió las gafas.
-Buenos días-dijo Matt con una sonrisa.
-Buenos días- dijo Harry adormilado y con los ojos hinchados.
-Hay algo que quiero darte desde anoche-dijo rebuscando en su túnica-ten.
Harry vio el colgante familiar que le había dado Matt el día de navidad y lo recogió con dedos temblorosos.
-Gracias-murmuró en voz baja mientras se lo ponía-Pensaba que lo habrías devuelto o algo así, me alegro de haberme equivocado.
-Lo he llevado conmigo todo este tiempo. Era tuyo-apostilló.
-Yo...siento no haberte regalado nada en tu cumpleaños, ni siquiera te felicité...
-Me has dado el regalo más valioso Harry, tenerte conmigo en más de lo que he recibido otras veces.
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Infiltrado
RomanceVoldemort asiste a Hogwarts camuflado bajo la apariencia de un joven llamado Matt Dirled. Intentará acercarse a Harry Potter y sus amigos para recopilar información sobre Dumbledore y la Orden del Fénix para posteriormente matar a su némesis. Pero d...