II. XIII

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II. XIII

Mark.

Finalmente lo hice, finalmente estuve realmente con ella. Su piel pálida, el ligero sudor postrándose en su piel; su espalda arqueada y la cara de total placer que ponía cuando le gustaba.

Y sin embargo, nadie lo sabe; nadie tiene la menor idea de que me acosté con alguien muy especial para mí y aún así, no quiero que nadie sepa. Es nuestro recuerdo, nuestro pequeño secreto.

Y es nuestro.

[...]

La miro a través de las mesas que rodean la cafetería. Está mirando su comida, absorta en sus pensamientos y durante un segundo voltea para acá y le sonrío al instante; ella aparta la mirada.

Qué raro.

—¡Mark! —Me gritan a un costado— ¿Qué tienes? Güey, ayer cancelaste nuestras drinks de repente y ahora estás en otro mundo... —no contestó nada y volteo otra vez a Rachel, ya no está ahí— ¿Es por una chava?

—Voy al baño.

Me levanto de la mesa mirando a todos mis amigos.

—Sí es por una chica. —Se ríen todos— ¿El pequeño Mark se paró por más tiempo de lo usual? Lindo... —Se vuelven a reír.

Me voy de allí con risas y burlas a mis espaldas.

[...]

Rachel.

"Esto está mal, está profundamente mal" pienso mirando al suelo, dando vueltas por el baño "Tengo que parar esto. No es correcto".

"Él no pertenece conmigo. No debe. No puede. No quiere."

"Pero si no quisiera ¿por qué te estaba viendo como estúpido? Como si estuviera... enamorado."

La puerta del baño se abre y entra una chica viéndome con una sonrisa incómoda adornando su cara. Le sonrío de vuelta y me acerco al espejo viendo su reflejo entrar a un baño quitándose de mi vista cuando me doy cuenta de mi propio reflejo. Ojeras, pálida piel, pupilas confundidas, cejas juntándose y una frente arrugada.

Por eso todos me observan como si fuera de otro planeta.

Porque estoy en otro planeta.

[...]

Mark.

Veo de nuevo mi teléfono esperando otra llamada de Rachel. No hay nada.

—Mira, hijo, me quiero disculpar por... —le presto atención a mi padre mientras él conduce. Volví con él después de todo lo que pasó con Rachel por aquel sentido de remordimiento que yo sentía por dejarlo solo— todo lo que te hice, fui un estúpido.

—Déjalo, papá, volví, es lo que importa ¿no? —Él sonríe.

—Sí, no sabes la cantidad de personas esperando en casa para darte una fiesta.

Lo miro con extrañez, ¿es enserio? Él está absorto en el camino, ignorando mi mirada pero aún así creo que puede sentirla y él lo sabe, es lo mismo. Él cree que busco atención, que es uno de los típicos problemas de adolescentes. Piensa que estoy exagerando esto.

—¿Es broma? —mi voz sale en un simple susurro.

—No y recuerda Garfield, habla con precisión y fuerte. Te hace sonar firme y debemos de dar una buena expresión de nuestra familia.

¿Impresión de nuestra familia? ¿Familia? Esto no es una familia, esto es nada. No somos familia porque él no está para mí y nunca lo estará. Lo sé desde el fondo pero siempre quiero negarlo.

Volteo hacia el exterior del coche, manteniéndome en silencio por el trayecto a casa.

[...]

Rachel.

Me llegan mensajes y llamadas de Mark al celular que evito todo el tiempo. Apago el celular completamente y acompaño a mi mamá limpiando los platos.

—¿Qué pasa, Rachel? —mi mamá pregunta.

—¿De qué?

—Por favor, no me quieres ver la cara, hija —avienta el trapo a un lado mío— Eres muy buena hija, no podría pedir más pero nunca en tu vida me ayudaste a lavar los platos y ¡menos de la cena! Quieres olvidarte de algo y buscas cosas para hacerlo. —se acerca y me abraza— ¿Qué tiene mi niña? ¿Qué le hicieron?

—Nada, má. Estoy bien.

Se separa y me ve a los ojos seria. Después de un rato, sonríe.

—¿Es por ese chico tan lindo que vino el otro día a la casa? —me acaricia la mejilla mientras niego ligeramente— Sí, es por él.

—¿Qué? ¿Cómo puedes...?

—Porque yo tuve la misma mirada cuando conocí a mi primer amor y a tu padre.

—¿Qué?

—Yo no nací pegada a tu padre pero cuando lo conocí fue mi quinto amor y créeme, no sentí un amor más fuerte como el primero o quizá con tu papá lo sentí más.

No dije nada. Sólo rodeé los ojos por sus diálogos de amor. Yo no lo siento, no puede ser amor.

—Hay dos amores muy importantes en tu vida: el primero y el último. El primero es el cual experimentas de todo y el último... es el cual disfrutas de todo.

—Má, no estoy enamorada para nada y menos de Gar, él es... él.

—Yo también decía eso —sonríe y se aleja con papá.

"¿Estás enamorada? ¿Es enserio? No puede ser" No lo sé, probablemente sí "Estás completamente loca" Probablemente.

[...]

Mark.

—Güey, estás ido, ¿qué te pasa? —Víctor me habla.

—Nada, perdón, unos trabajos del colegio —respondo restándole importancia al tema.

—Mira, sé que te pasa algo —atiendo a la próxima que viene a la caja y Víctor se calla— Gar, escúchame.

—No tengo nada, entiéndelo. —Reprocho cuando el cliente se va.

Camino desde la caja hasta donde están los casilleros con Víctor pisándome los talones preguntándome qué me pasa. Lo dejo pasar y sólo me enfoco en sacar mis llaves para proceder a abrir mi casillero cuando Víctor me obliga a verlo volteándome con su mano en mi hombro.

—Gar, ¿es aquella chica que la otra vez me contaste?

Nos miramos a los ojos en silencio. Le evito la mirada cuando sé que descifró la respuesta. Doy un giro y saco mi mochila del casillero abriéndola y revolviendo la cantidad de libros y libretas que hay.

—Sí es ella —dice por fin.

No digo nada, mi boca con pegamento siguiendo abriendo compartimientos de mi mochila buscando no sé qué.

—Wow, ¿qué pasó?

Abro el último cierre que queda de mi mochila y cuando ya me rindo, lo volteo a ver tratando de hacer una cara dura, una que no pueda descifrar.

—No. Es. Nada. —repito con gravedad.

—Sí, como si te creyera —rodó los ojos con indiferencia—. ¿Qué? ¿Le dijiste te amo y salió corriendo? ¿O solamente no te corresponde para nada?

—Víctor, no sigas. Te lo ruego.

Le saco la vuelta al tema y me separo de él queriendo volver a la caja. Su voz me detiene en la entrada del cuarto.

—Lo que sea que te pasa a ti y a esa chica... el amor puede salvar muchas cosas y por eso, no dejes de amar nunca. Consejo de experto.

Vuelvo a pararme detrás de la caja, trabajando en modo automático porque las palabras de Víctor rondan en mi cabeza todo el día. 

No Te Abandonaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora