Prólogo

7.4K 540 74
                                    

Aquella era una noche fría, el viento soplaba de vez en cuando creando una suave brisa que hacía bailar la hierva crecida, las flores de colores y las hojas de los árboles.

Era esa, una de las noches más bellas de aquel año, el cielo estaba completamente despejado, las estrellas brillaban muy, muy en lo alto y la Luna, como un farol encantador, iluminaba la Tierra.

En las profundidades de un bosque, al que nadie se atrevía a adentrarse de noche por temor a que, según mitos que se relataban desde el inicio de los hombres, espíritus malignos rondaban por aquel sombrío lugar.

Ahí, alejada de todos y de todo, una hembra gitana conjuraba a la Luna, cantaba y bailaba con los ojos húmedos al rededor de una enorme fogata de la que revoloteaban chispas ardientes que se esfumaban en la nada.

Ella deseaba con toda su lama ser amada y amar, le suplicaba a la Luna que al amanecer desposara a aquel hombre que le hacía soñar aún despierta.

La Luna apenada por la triste mujer, no pudiendo ignorarla, dejó a un lado su silencio y con dulzura le dijo "tendrás a tu hombre, mujer, si así lo deseas, yo te lo daré, he visto cuánto le amas y cuánto darías por él", cuando la mujer escuchó esa delicada voz de madre, se quedó quieta, sólo viendo en dirección a la hermosa Luna llena, rápidamente se puso de rodillas y haciendo una reverencia le contestó "¡gracias!"

Luna la observó con una sonrisa pasajera "sin embargo" prosiguió "a cambio quiero el hijo primero que le engendres a él", la gitana pensó que era un precio bajo por el gran favor que la Luna le iba a hacer, aún así su curiosidad fue más grande y se atrevió a preguntar "dime Luna de plata ¿qué pretendes hacer con un niño de piel?", Luna respondió con tranquilidad " llevo cuidando las penumbras desde hace siglos, he visto el alba y el crepúsculo más veces que cualquier hombre, pero, a pesar de eso, siempre he estado sola, ese niño será mi alegría".

"¿Deseas un hijo oh Luna de plata?" preguntó la mujer secándose las lágrimas de los ojos.

"Sí" contestó Luna con sentimiento "ese es el precio que le pongo a tu pedido".

"Entiendo" respondió la mujer "haré lo que tú desees por el hombre que amo".

Tras su pequeña charla, Luna se despidió de la mujer que tan desesperadamente la había llamado pues, el amanecer se acercaba.

Unas horas después, la gitana llegó a su pueblo y ese hombre, al que tanto quería, se acercó a ella con una propuesta de matrimonio, inmediatamente ella contestó con un "sí" agradeciéndole a la Luna todo lo que había hecho por ella.

El hombre sentía tanto amor por la bella mujer de piel canela que la boda se realizó ese mismo día.

Y, un poco más de nueve meses después, la mujer dio a luz a un bello niño, sin embargo, la piel del niño era blanca como la nieve, con los ojos color gris y un cabello como las nubes del cielo.

Al ver a aquel niño tan extraño, el hombre se sintió deshonrado y salió de su hogar con paso recio creyéndose engañado.

Dejó a su mujer sola con el bebé unas horas, pero pronto volvió, justo cuando anochecía.

Entró azotando la puerta de madera, el hombre rabiaba de enojo, la mujer asustada tomó al pequeño en brazos para protegerlo ya que, no era de ella.

Trató de explicarle todo, pero él no escuchaba, tomó un cuchillo que están sobre la mes y se dirigió a ella con furia.

Los dos gritaban, uno de rabia y otra de terror mientras en pequeño lloraba.

El hombre hirió la garganta de su mujer quien pronto empezó a desangrarse, tomó al bebé en brazos y salió de la choza abandonando a la desdichada mujer.

Se dirigió hasta el bosque con su hijo, llegó a un punto donde ya no podía soportar verle, vio una enorme roca y fue ahí donde le abandonó, dejando al pobre indefenso en medio del bosque lleno de criaturas peligrosas.

El hombre, siguió su camino sin remordimiento, había asesinado a su mujer y abandonado a su hijo, pero en un instante, para él fue como si nada hubiese pasado, su memoria de los últimos meses se había desvanecido.

Mientras el pequeño lloraba en medio de la soledad, su madre, Luna, lo recogió.

Ella menguó para hacerle una cuna y apaciguar el llanto, "mi hijo" pensó sonriendo "es hermoso".

Nada de lo ocurrido lo había planeado, " fue un hecho desafortunado" dijo viendo el rostro del bello niño que dormía tranquilamente sobre ella.

"No te preocupes hijo mío, todo está bien, todo estará bien de ahora en adelante, yo te protegeré, te juro que nada malo te pasará porque tú eres mi hijo" acarició al pequeño un y otra vez hasta que algo se le vino en mente.

"Necesitas un nombre querido" se detuvo a pensar unos instantes y después dijo con alegría:

"Eren, tu nombre será Eren".

Hijo de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora