Había una vez una guerra

Ariel

Había una vez una hechicera de nombre Ariel la cual habitaba en medio de un gran y oscuro bosque el cual separaba a dos de los reinos más grandes y poderosos. Ariel tenía un don para comunicarse con los astros los cuales le hablaban sobre enfermedades, invasiones, guerras y todo lo que podía pasar en los reinos cercanos a ella.

Ariel había sido nombrada guardiana de los herederos del trono de los pueblos que su bosque separaba y por ello cada que tenía oportunidad iba a los reinos a hacerles saber lo que podía pasar para así mantener la paz y la felicidad en ellos.

En una fría noche de invierno Ariel tuvo contacto con las estrellas, estas le advirtieron sobre una amenaza de guerra entre el reino de los Lowell y los Hamill, la primer amenaza de dos. Acababa de nacer el heredero Carlos, hijo de Hannah Lowell, el cual significaba peligro, su simple existencia era equivalente al fin de la paz y al inicio de un desastre que no estaba segura de poder evitar.

Por instinto, Ariel pensó en visitar a la reina Hannah pero prefirió esperar, los astros le dijeron que eran dos amenazas y hasta el momento solo le había hecho saber una así que buscó, investigó y trató de comunicarse con los astros pero estos no le dieron respuesta, iba fracaso tras fracaso, hasta un año después, en el cumpleaños de Carlos nació la heredera Diana, hija de Alma Hamill y con ella la segunda amenaza.

Ambos herederos significaron un peligro mortal y nadie estaba consciente de ello más que la hechicera. Ariel estuvo tratando de encontrar una solución a esta profecía, una forma de proteger ambos pueblo y herederos, de mantener la paz y cuando la encontró cabalgó hacia las reinas.