ぜん せいきょく

2.5K 455 40
                                    

Descendiente de la luna roja...

Nuevas guerras se avecinaron tras la tragedia del líder supremo, desencadenando el odio infinito entre manadas sedientos de venganza y el putrefacto sueño de reemplazar el vacío que había dejado la muerte de Jeon. Durante trescientos años, los combates a muerte no cesaron y la historia de los descendientes de la luna roja fueron ceñidas a leyendas, un relato absurdo de abuelos y cuentos para cachorros que oían antes de dormir, seres sin malicia que creyeron en la "fantasía" y recitaron plegarias a la madre luna para poder contemplar la luna roja algún día, una madre que aún resentía la pérdida de su hijo, resguardando con recelo el alma de JungKook.

Los cachorros al llegar a la adolescencia dejaban en el olvido las historias que le relataban y las plegarias se detenían, sin embargo, solo un hombre continuó con sus rezos hacia a la luna roja, que se sintió conmovida por la fidelidad de JaeJoong y cuando este se enamoró de una preciosa omega, que años más tarde quedó embarazada, permitió que el alma de su hijo reencarnara en ese pequeño ser como bendición por jamás dejar de creer. Jeon JaeJoong fue un verdadero desastre la primera noche de septiembre de 1998, pues su querida esposa había entrado en labor de parto cuando él se encontraba reposando en la tina llena de agua caliente y al escuchar los gritos de su pareja, salió descuidadamente de la ducha, porque no eran sus pies que tocaron el piso, fue su cuerpo entero que se había estampado en la madera del piso. El alfa que debía guardar compostura en momentos críticos como ese, yacía corriendo de un lado a otro buscando los bolsos donde habían empacado lo indispensable para el nacimiento de su primogénito.

¡Yah, JaeJoong! ¡Cálmate y ponte ropa! No quiero que mi marido vaya desnudo al hospital —SooJin regañó a su alfa, que solo después de oírla, notó su desnudez.

 
¡Dile al cachorro que espere, que ya vamos! ¡Ya me cambio! —exclamó nervioso el alfa.

La omega rodó los ojos acariciando su prominente vientre sentada en el sofá, inhalando y exhalando como le habían enseñado, mientras que el alfa no detenía su carrera hacia el armario para ponerse lo primero que encontrara antes de echarse a correr una vez más en busca de las llaves de su vehículo. JaeJoong habría calificado para un maratón, porque durante veinte minutos había corrido más que un corredor profesional. El trayecto hacia al hospital fue otra locura, porque la omega tuvo que golpear varias veces el hombro de su marido para detener el bullicioso que realizaba éste al presionar repetidas veces el claxon cuando un auto se atravesaba en su camino; sin contar que los otros pobres conductores recibieron uno que otro (muchos) insultos de su parte.

En el hospital, el nerviosismo exagerado del alfa mermó cuando el médico encargado le exigió mantener la calma o prohibirían su presencia en la sala de partos donde debía acompañar a su omega y apoyarla ¡nadie comprendía que era su primera vez siendo padre! Respiró profundo y recuperando la postura de alfa, ingresó a la sala de parto cubierto de una bata, gorra y barbijo. Los alaridos de la omega se fueron intensificando a cada minuto mientras JaeJoong sostenía la mano de ella regalándole dulces caricias, recitando una plegaria a la luna roja que comenzaba hacer su aparición en el oscuro cielo, sobre el hospital de Busan, cubriéndolo con su manto de protección y durante el nacimiento del nuevo descendiente, los partos de otros omegas se detuvieron en esa ciudad y muchos más, un fenómeno para unos, pero el regalo de la familia Jeon.

Cuando el cachorro fue sacado del vientre de su madre, el primer llanto que liberó paralizó a los betas y omegas de su alrededor por segundos, mas nadie le mostró importancia al suceso y limpiaron con rapidez al bebé, envolviéndolo como un manto para entregárselo a JaeJoong que, temeroso cargó a su pequeño hijo. Sus cabellos era de un negro azabache y su rostro se hallaba arrugado, pero pudo notar que los iris de sus ojos eran de un rojo profundo como en los cuentos le habían relatado. Caminó hacia la ventana y pudo ver en lo mas alto del cielo a la luna roja, tan brillante y preciosa como los ojos del cachorro.

JungKook... Jeon JungKook, ese es tu nombre —le susurró con cariño al bebé y el color rojizo de sus ojos se desvaneció, como si solo hubiera esperado oír su nombre—, bienvenido de vuelta, líder.

La omega exigió ver a su cachorro y cuando JaeJoong le dejó en los brazos de ella, SooJin besó, acarició el rostro arrugadito y rosadito del bebé, pero no era cuestión de creer que su hijo era el más hermoso, porque esa era la realidad. La luna roja desapareció luego de ver a su descendiente nacer y JaeJoong contempló una vez el perfecto astro encomendándole el bienestar de su hijo.

Los padres de JungKook lo amaban, tanto que ninguno deseaba desprenderse de su lado, pero JaeJoong no podía descuidar sus empresas MOLDIR & Jholic, sus negocios le brindaban a su familia lujos y despertaba envidia de otros que ya buscaban hacer caer la cabeza de la familia Jeon, cuando él solo deseaba todo lo contrario para la gente. Los primeros cinco año fue color rosa como muchos dirían, pero el sexto año las cosas comenzaron a cambiar, porque la madre de JungKook ya no era esa mujer reluciente y amorosa; el cachorro ya no recibía atención de su madre y a cambio solo recibía sus rechazos, solo era su padre que le brindaba afecto y cuidaba de él ¿Qué le había sucedido a la perfecta familia?

a thousand year love 🍂 junghopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora