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Camille:

Después de toda mí explosión y llanto desmedido, les supliqué a las chicas salir y fuimos al bar de el primo de Bri.

Todo venía bien hasta que todo se convirtió en un desastre de dimensiones descomunales, finalmente estamos en el departamento que comparto con las chicas. Oli se fue a dormir, pero Bri y yo estamos conversando en mí habitación.

—Cariño explícame. ¿Qué sucede contigo?¿Por qué reaccionaste de ese modo cuando viste a Oli?.

Suelto un suspiro porque realmente es agotador respirar. Aún no entiendo que fue lo que me llevó a hacerle ese escándalo a mí mejor amiga.

Ella sólo iba a besar al sujeto, hace tiempo no mantiene una relación y la vez que se abre a darle una posibilidad a alguien, lo arruino.

No fue por celos, eso es idiota, es mí hermana no tendría ningún motivo para celarla. Sólo que...

—Estoy asustada y a la vez enojada. No quiero que vuelva a sufrir y que le pase lo mismo que a mí.

Decirle esto a Bri en voz alta es liberador y a la vez doloroso. Mi capacidad para tolerar el dolor es nula en comparación a mí mejor amiga y mis actos de esta noche no hacen más que demostrarme a mí misma, lo herida que estoy por Mark.

Y es que, el haberlo visto esta noche después de lo ocurrido en su departamento, no hace más que decirme el poco valor que tuve en su vida.

Lo peor de todo, porque no le bastó con humillarme en su apartamento, tuvo que hacerlo también en el bar, al lado del hombre que conocí allí y que vió todo lo que es capaz un cerdo como Mark.

No me afecta que me haya dicho tantas barbaridades, de hecho ya me lo imaginaba y no dejo de pensar en lo ciega que fuí al comprometerme con ese cerdo. A decir verdad, me afecta más que un desconocido pueda creer cada palabra dicha por él.

Y es que en efecto, Jacob, así me dijo que se llamaba, se veía una persona muy dulce y amable. Podríamos ser amigos de no ser por la impresión que se llevó de mí esta noche. Antes de que ocurriera todo ese desastre tuvimos una conversación muy amena y nos pasamos nuestros números telefónicos.

No creo que me llame, pero al menos pude olvidar por un momento que hoy rompieron mí corazón y dejaron mí dignidad en números rojos .

Observo como los ojos de Bri se cristalizan y yo me abalanzo hacia ella. Nos abrazamos por una eternidad, escucho como solloza, se que le duele lo que pasamos Olivia y yo. Es tan dulce y vulnerable que parece ser ella la que sufre y tiene todos estos problemas. Sonrio por eso y me separo de ella para mirarla.

—Mi dulce pelirroja, cálmate. Yo estaré bien. Solo, por favor, no le digas a Oli lo ocurrido, en algún momento le explicaré la situación. No quiero amargar su buen humor, ya le arruiné la noche, sólo espero que el sujeto la llame y así no sentirme tan mal como me siento por estropear su casi beso.

Ambas nos miramos y chillamos como niñas pequeñas porque finalmente, Oli está saliendo al mundo. Me hace feliz saberlo.

Me recuesto de vuelta en mí cama y veo a Bri irse a su habitación, después de darme un beso y arroparme como si fuese una pequeña. Es natural en ella ser así de maternal. Siendo maestra en jardín de niños, es más que obvio que sea así de dulce y comprensiva.

Al ver cómo se cierra la puerta, al fin me permito abrir las compuertas y llorar hasta quedarme sin lágrimas. El dolor en mí pecho es asfixiante, pero es más soportable que el de esta mañana cuando vi a Mark follándose a su secretaria.

Tomara tiempo, pero sé que en algún momento lograré sanarme. Sacar esta espina de mí corazón y permitirme avanzar.

Mañana será otro día.

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