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Camille:

—¿Sabes? Para ser sincera contigo, no esperaba tu llamada. No es que me moleste, por el contrario, creo y considero que un almuerzo asi me venía muy bien. Y más con una compañía tan agradable. Mis días últimamente venían horribles. Y sobretodo el de ayer, que creo, si no se me ocurre algo más, ha sido el peor de todos. ¡Y en distintos horarios y lugares!, pero si con la misma persona. En fin, pero lo que rescato es que nos conocimos y realmente me emociona que llamaras, ya lo dije ¿Verdad?...

Jake solo me sonríe y yo solo quiero sellar mí boca para dejar de ser tan verborragica. Apenas llevamos 10 minutos en el lugar y ya estoy hablando como si fuese una lora mojada.

¿Qué ocurre conmigo?

Cierro mis ojos con fuerza y suelto el aire, tengo que dejar que el hable también, no quiero ser aballazadora. Si ambos queremos conocernos más y entablar una amistad, tengo que dejarlo hablar también.

—Lo siento...—el solo levanta su ceja y ese gesto me parece demasiado sexy si me preguntan,ya estoy desvariando.¡Concentrate Baxter! —quiero decir que me disculpo por tanta palabrería junta, tú prácticamente no has dicho más que 10 palabras.

Su sonrisa se amplía mucho más y suelta una carcajada tan sexy que creo que la mitad de las mujeres del lugar se han desmayado y alguna que otra tuvo un orgasmo.

Y es que desde que llegamos al bendito lugar, todas las mujeres, y algún que otro hombre, se lo han comido con la mirada.

Y debo decir que concuerdo con la concurrencia de dicho lugar, Jake es demasiado sexy para el bienestar y la salud mental de estas personas. Incluida su servidora aquí.

Un traje negro no puede ser tan pecaminoso.

Sacudo mí cabeza y decido observar a nuestro alrededor, no me gustaría que el se de cuenta de que quisiera...

¡Bueeeenooo Camille, que te centres mujer!

Bien, el restaurante, si.

Eso.

Es bastante acogedor, tiene detalles en el techo, las enrredaderas con luces hace parecer un cielo estrellado, las plantas de distintos tipos, toda la decoración me hace sentir como si estuviera en un bosque.

Es increíble que un lugar así este situado en medio de la ciudad, con los ruidos, el tráfico, la gente con sus celulares y problemas, aquí no se escuchan. Es bastante llamativo, por lo menos para mí.

Los sillones de mimbre, las pequeñas luces, el olor de las plantas, me transportan al jardín de mí madre. Es relajante.

—Me gusta este lugar. Siempre vengo con Joe y Drew —mi cara debió llamarle la atención por qué automáticamente me dice en medio de risas — No parece, lo sé.  Sucede que solemos reunirnos con clientes potenciales seguido, entonces este lugar para nosotros es muy descontracturado y elegante a la vez. Una contradicción para cualquiera.

Apenas nos sentamos, el mozo nos entrego los menús y escogimos, el pidió carne horneada con papas fritas y yo pedí pasta. Algo que lo sorprendió, gratamente según sus propias palabras.

Su ex, alguien que se nota no quiere recordar porque su cara de disgusto fue muy mal disimulada, no comía más que ensaladas y cosas "para no engordar".

—A mí me gusta comer, no lo hago compulsivamente, si cuido lo que ingiero, pero no dejo de darme gustos de vez en cuando. No soy una mujer que se prive de un buen plato de pastas con una deliciosa copa de vino.

—¡Vaya! Eso me agrada. No dejas de sorprenderme.

—Espero que de una buena manera.

Me sonríe de vuelta y mí estómago hace un salto, es increíble todas las sensaciones que me ha producido este hombre desde que llegamos.

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