capítulo 5

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Por un impulso extendí mis brazos y la rodeé con ellos, aprentandola a mi con ¿Ternura?. Ella, sin pensarlo dos veces, copió mi acción escondiendo su rostro en mi pecho. Se le observaba tan débil y delicada como una muñeca de porcelana.

-¿Por qué tú?, ¿Por qué justamente tú, George Leyva, tenías que aparecer de un segundo a otro en mi vida? -Sollozó.
-No lo sé -Respondí.
-No sabes nada. Eres un ignorante -Rió levemente, haciéndome sonreír pero la sonrisa se esfumó rápidamente. No debo sonreír jamás.
-Tal vez lo sea -Acaricié su cabello ondeado.
-En algo pensamos igual -Habló con dificultad-. Mierda, ahora mi vida está jodida de verdad. La única persona que tenía en éste mundo era a Chaz; y bueno a Gaby.. pero es un caso diferente.
-¿Y tus padres? -Cuestioné confundido.
-Yo y mamá no tenemos una relación normal como todas las familias -Pausó-. Ella está todo el día y noche en el trabajo, y cuando no lo está, intercambiamos las mínimas palabras posibles -Respiró-. Y bueno, papá.. Alto. ¿Por qué diablos estoy hablando de mi vida contigo?. Claramente te odio y tú no eres un chico que se interesa por los sentimientos de los demás. Actúas muy extraño este día.

Me quedé en silencio un
extenso tiempo.
estaba
en lo cierto, yo jamás me
sentía atraído por saber los
problemas de los demás; si
no que yo formaba los
problemas día a día. Pero,
Por qué con ella es
diferente?.
-Si quieres, puedo
regresar por donde venía
-Dije levantándome de la
banca. Pero al intentar dar
un pequeno paso para
largárme, sentí un tirón en
mi camisa.
-No, Leyva.. quédate
Me quedé en silencio un extenso tiempo. _____ estaba en lo cierto, yo jamás me sentía atraído por saber los problemas de los demás; si no que yo formaba los problemas día a día. Pero, ¿Por qué con ella es diferente?
Tenía ganas de tomar su rostro y oprimir sus labios contra los míos.. ¡George, ya basta con los pensamientos estúpidos y absurdos!.
-Eres diferente a las otras chicas -Confesé tomando asiento, nuevamente.
-¿A qué te refieres con eso?
-A que no quieres solo sexo. Se puede ver en tus ojos que quieres ser amada y protegida por alguien. Bajo esa gruesa capa de la extrovertida y fuerte _____, hay una chica tímida, temerosa y débil que no quiere salir a flote porque tiene miedo a lo que digan los demás -Sus mejillas se ruborizaron.
-¿Realmente lo crees? -Preguntó bajando la mirada.
-¿Quieres una nieve? -Musité cambiando rotundamente el tema de conversación.
-No tengo dinero. Además, el maquillaje de mis ojos debe de estar todo corrido. Apuesto cinco libras a que soy igual a un zombie en este momento.
-Si quieres, puedes ir a mi apartamento para limpiar tu rostro -Sugerí.
-¿Qué?. Estás bromeando -Golpeó mi brazo derecho con delicadeza, le miré serio-. ¿No bromeas? -Negué-, en ese caso, está bien -Dijo extrañada.

(...)

Al llegar nuevamente a casa, le indiqué donde se encontraba el baño y rápidamente desapareció de mi vista. Dejé las llaves sobre la mesa de vidrio que adornaba la sala de estar y me dirigí a mi habitación. Tomé la guitarra y comencé a hacer pequeños acordes con el instrumento, hasta que recordé como era la canción que había sacado días antes.

-"And it's your lips, so kisseable. And your kiss, unmeasseable.
Your finger tips, so it's searchable. And your eyes, irrisistible" -Canté el coro.
-Linda canción -Oí la voz femenina de _____ desde el marco de la puerta.

-¿Qué canción? -Balbuceé dejando el instrumento musical a un lado.
-Estúpido -Rió-, no te hagas. Tienes.. tienes una linda voz -Musitó evitando mi mirada.
-Vamos por la nieve -Dije mientras intentaba dejar aquel tema de la canción de lado.
-Es la segunda vez que desvías el tema -Frunció el ceño-. ¿Es cierto que crees que soy diferente a las demás chicas?.
-Ahá.. -Le miré a sus globos oculares-. Ya te lo eh informado -Hablé algo frío.
-Agh. Comenzabas a agradarme y lo haz arruinado -Rodó los ojos-. Quiero ir a casa.
-¡Haz lo que quieras!.

Narra _____.

La imagen de George se fue dispersando. Iba a llorar, como la estúpida que soy. Él musitó exactamente las mismas palabras de Chaz al romper.
-Lo siento -Susurró.
Dí la media vuelta y corrí donde el se encontraba; ahora, de pie. Golpeé su pecho con debilidad.
-Idiota -Le insulté gritando-. Te odio.
-Baja la voz.
-¡No lo haré! -Dije más fuerte.
-Mi madre duerme y no está bien de salud.
-De todos modos eres un imbécil.
Continué golpeando su cuerpo, pero una de sus grandes manos impidió que continuara con mi hazaña. Tiró de ésta con delicadeza, así, pegándome a su pecho.

-Lo siento, no fue mi intención hacer que recordaras tu ruptura con el tal Chaz.

En ese momento, subí la mirada y me encontré con sus hermosos ojos color verdes, observándome. Luego bajé a sus labios rosados. Por un impulso, me acerqué a su rostro con el fin de besarle; y fue en ese segundo, cuando sentí su respiración chocar contra mi nariz

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El chico maloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora