Capítulo 1: El inicio de todo.

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Era casi final del curso, las hojas de los árboles ya comenzaban a secarse y el aire gélido empezaba a a aparecer. Estábamos cerca del invierno y por lo tanto cerca del gran baile de graduación. Al igual que muchas de las chicas de la escuela, guardaba el anhelo de ser la reina del baile para poder bailar frente a todos la canción que ya tenía preparada. Eran un sueño patético y no muy único, pero era mi sueño.

Según gran parte de la escuela, nuestra victoria estaba más que asegurada, más sin embargo guardaba cierto temor de perder. Era un mundo de posibilidades.

Desde pequeña me había gustado bailar, en mi transcurso en la escuela les había dejado 3 trofeos de primer lugar en la competencia de salsa, mi género musical favorito. Mi madre tenía raíces cubanas y mi padre era un apasionado de la salsa. Sin remedio yo era una fanática de la salsa.

Subí el volumen a mi MP3 y escuché una de mis canciones favoritas de salsa. Clohe me hizo una señal para que me quitará los audífonos.

---Gracias, de verdad necesito tu ayuda--- me tomó del brazo a la fuerza.

Clohe me llevó hasta detrás de un árbol y me hizo ver un auto estacionado donde se encontraban dos chicos besándose muy acaramelados. Por el cabello mal cortado supe que era Daniel. Miré a Clohe e intenté acariciar su hombro pero ella me abrazó, estaba llorando.

---Es un imbécil, no llores por él --- la despegue de mí.

---Lo sé, lo sé, pero yo lo quiero--- volvió a sollozar.

Miré hacía ellos y vi una pequeña pelota roja que pedían a gritos unos chicos de un grado más abajo. Ignore sus llamados porque pasara la pelota y la lancé hacia la cabeza de Daniel. Se dio la vuelta tocándose la cabeza.

---¿¡Qué mierda te pasa estúpida?!

---Perdona vi a un miserable ahogarse con baba de una vagabunda y sólo me preocupé por su vida. Ya sabes hay que preocuparse por el prójimo.

Daniel mantuvo la mano sobre su cabeza y se acercó a mí, dándose cuenta que Clohe estaba justo a mi lado. La quedó mirando y cuando iba a decir algo ella salió corriendo en medio del llanto. Y como me lo esperaba y justo detrás de ella.

---Eres una estúpida, ¿Cómo te atreves a decirme vagabunda?--- la chica estaba enterrando sus uñas en mi brazo.

Doble su brazo como había aprendido en clases de defensa personal y la chica gimio de dolor.

---No quiero verte con Daniel de nuevo si te vuelvo a ver me encargaré de que tu brazo quede totalmente fracturado.

Le sonreí y solté su brazo. La mayoría de la escuela observaba la escena pero estaba segura de que no dirían nada, en el tiempo que llevaba aquí aprendí a ganarme respeto entre los estudiantes. Era una chica a la que podían llamar popular, pero yo prefería que dijeran que era la chica bastante conocida y respetada.

---¿Por qué cada vez que te veo hay alguien herido?

Me di la vuelta al escuchar esa voz tan reconocible. Él estaba justo detrás de mi con una caja de merengues en la mano, subí sobre él y lo besé en los labios. Y luego bajé para tomar mi caja de merengues y antragantarme con ellos.

Estaba más pálido de lo normal y sus ojos con extraño tono de color estaban más llamativos que antes. Sus ojos eran de color ámbar con un poco de amarillo, parecía una mezcla normal pero estos eran todo lo contrario a algo normal.

— Se ven tus ojos extraños.

— Quizás es la luz del sol.

Me empezó a hacer cosquillas hasta que sonó el timbre y tuve que despedirme de él.

Era la clase de literatura una de mis favoritas, iba un poco tarde porque me demoré comiendo los merengues antes de entrar e ir al baño a limpiarme el polvillo sobre mi ropa y mi cara.

Tomé asiento sintiendo la mirada llena de ira de la profesora, esperé que me sacara de clases pero no lo hizo. Alguien tocó mi hombro, era Raúl el nuevo vecino de al lado por el cual la mayoría de las chicas plásticas de mi cuadra, suspiran.

— Se te cayó el borrador— me lo puso sobre la mesa.

— Gracias.

Tal vez no era feo, pero Gabriel era mucho más atractivo que él. Mordí mi lápiz y me concentré en la clase.

Cuando llegué a mi casa me preparé para arreglarme para la fiesta que sería en la cada de Valeria, una chica con la que poco hablaba pero había regado carteles invitando a su fiesta de cumpleaños con cerveza gratis. Gabriel me impulsó a ir, y no me pareció una mala idea dado a que me gustaba mucho bailar.

Fui con un vestido de lentejuelas y maquillaje de noche con colores fuertes, Gabriel impecable con una camiseta negra y jeans simples que lo hacían ver más atractivo.

La gente estaba ebria cuando llegamos, parecía como si lo primero que hubieran hecho al llegar era ir por la cerveza. Gabriel rescató una sola que compartió conmigo al principio me negué pero terminé bebiendo con él.

Subimos las escaleras ebrios y terminamos en uno de los cuartos, yo estaba algo mareada pero lo suficiente consciente para reconocer los colmillos de Gabriel reluciendo en la oscuridad. Entré en pánico y la voz no me daba, él se subió sobre mí y le suplicaba con mis ojos que no lo hiciera.

Al principio fue un dolor tan horrible que pensé que perdería mi cuello, ningún dolor anterior se asemejaba a este, era como si algo hirviendo se adentrara en mi cuerpo. Sus ojos destellaban rojos rubi, y ese fue lo último que pude ver antes de sumergirme en una nube negra muy parecida a la muerte.

Sangre De Cristal (Libro 3 De Saga Fuego Azul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora