Todos los vampiros estaban impresionados con la muerte del vampiro, nos rodeaban por completo. Gabriel no paraba de examinarlo y terminó llevándolo al segundo piso para detallarlo más a fondo.
- Debemos mostrarlo a Felix.
- Sabes como es él, nos castigará al saber que hicimos esta fiesta.
- Diremos que el chico fue un intruso, pero él es el único que puede saber que le pasó a Daniel.
- No sé, no estoy seguro.
- Piensalo Martín, si algo tiene ese chico que nos mata estamos en riesgo- le tocó el hombro y este pareció entender la situación.
Me llamó para que me levantara y me hizo salir del lugar.
- ¿Qué sucede?
- Tengo sospechas de lo que puede ser y me temo que sea eso.
- Dime Raúl- le exigí.
- Creo que tu amigo no es humano como aparenta, creo que es un lobo y seguro debe estar muy enfermo ahora deberías ir tras él, quizás no lo sepa que es o lo esté ocultando pero no sé por qué y para qué. Debes ir a buscarlo. ¿Sabes dónde vive?
- Sí.
- No creo que esté ahí pero debes intentarlo, no está hipnotizado como pensé, con los lobos no se puede eso.
Me preocupé de que Raúl estuviera engañándonos, me quité la máscara y tomé de nuevo el carro de Gabriel. Conduje a toda velocidad en busca de la casa de Raúl, valiendome de las normas de tránsito.
La casa estaba cerrada y entré en pánico, me sentía engañada, pensaba que Raúl era un chico bueno y dulce no que me estaba utilizando para llegar a los vampiros, quien sabe por qué razón. Ahora tenía que hacer que dijera la verdad.
Toqué la puerta varias veces pero nadie respondió. Así que tuve que tirarla. Raúl estaba solo con una toalla y me sentí incomoda en esa situación, pero la ira que llevaba hacía que me perdiera en aquél pecho desnudo.
- Pudiste haber esperado a que abriera.
Lucia demacrado y con lo ojos más azules que nunca, casi parecían dos bolas de fuego azul.
- Vengo a que me digas la verdad, ¡Basta de engaños!
- ¿De qué me hablas?, la que me has engañado eres tú, eres una vampiro, pensé que eras una chica común y corriente. No tienes derecho a decir quien mintió, no tienes autoridad. Tú me metiste en esa jauría de fieras para que fuera su postre, eres enferma.
- ¡Basta!, deja de culparme, sé que me usaste para infiltrarte.
- ¿Infiltrarme?, por Dios un simple humano que podría hacer de infiltrado, no creía en vampiros hasta que ese tipo me mordió.
Algo en sus ojos me mostraba que estaba diciendo la verdad, pero los hechos eran inverosímiles. Llegué a suponer que tal vez el no sabía que era un lobo aún y todo esto apenas lo estaba descubriendo ahora.
Raúl cayó en el suelo convulsionando, corri a ayudarlo, lo cargué en mis brazos y busqué la habitación más próxima. Lo tumbé en la cama e hice una llamada rápida a Gabriel.
- Está convulsionado, ¿algo puedo aliviarlo?
- Abre la herida y succiona el veneno.
- Eso sería incongruente, yo podría matarlo también y él podría matarme a mí.
- Tienes razón, solo se me ocurre que con una jeringa extraigas el veneno.
- ¿Cómo sabre que se trata del veneno?
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Sangre De Cristal (Libro 3 De Saga Fuego Azul)
FantasíaDe la saga Fuego Azul llega un capítulo aparte. Existe una leyenda muy antigua acerca del poder del cristal. Esta leyenda relata que quien sea el privilegiado de poder manejar este delicado obsequio de la tierra, podrá unir razas a su antojo y repri...