Capitulo 2

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Presente...

Me levante con un fuerte dolor de cabeza, tan intenso como el sonido de las olas de mar.

La noche anterior había bebido en exceso y de hecho no recordaba una mierda de lo que había pasado.

Lo ultimo que recordaba era a su amiga con cara de preocupación diciéndole que no era una buena idea  y a ella misma desestimandola con la mano mientras seguía tomando... lo que no recordaba era a que se refería y tampoco recordaba que había pasado después .

Tal vez si el puto mar se callara seria mas sencillo controlar el dolor de cabeza y así poder recordar que había hecho.

Ese ultimo pensamiento la sacudió de su aturdimiento e incorporándose en la cama miro hacia la ventana, la luz la cegó por un  breve instante pero cuando sus ojos se acostumbraron a las luz, casi se desmaya de la impresión.

¡LAS VEGAS NO TIENEN OCÉANOS! y a menos que estuviera loca, eso era sin lugar a dudas un puto océano.Confundida por los sucesos volvió a lanzarse a la cama y presa de la histeria trato de recordar ¡como rayos termino ahí! .Sin embargo nada sucedió, su mente seguía en blanco , así que tratando de calmarse volvió  levantarse y a mirar alrededor.

El cuarto era enorme, las paredes estaban pintadas de un azul cielo y todos los muebles eran blancos, iluminados por los rayos de sol que provenían de la ventana, un poco temerosa se inclino hacia delante, solo para encontrarse su ropa tirada por todo el piso.

Eso indiscutiblemente la asusto, ya que hasta ese momento no se había dado cuenta de que estaba desnuda, pero lo que más la aterro fue que no solo estaba su ropa, también había un bonito traje italiano que definitivamente pertenecía a un hombre.

Para ese punto su histeria había alcanzado su pico más alto, porque no solo había viajado quien sabe a donde, si no que adicional a esto le había entregado su virginidad a un sujeto desconocido, aterrada por los sucesos se paso una mano por el cabello tratando de encaminar sus ideas, pero solo consiguió que su cabello se enganchara con el anillo.

Cuando logro desenredarse y bajo la mano, no pudo evitar el grito que escapo de su garganta. y se pregunto como había llegado eso ahí.¡CRISTO!,era la mas estúpida de las chicas, no le basto con acostarse con un hombre desconocido(entregándole su virginidad, por cierto) y terminar quien sabe en donde, aparte había tenido la desfachatez de casarse con el tipo. ¡DIOS! tenia solo 21 años, no acababa de cumplir la mayoría de edad y ya estaba cagandola épicamente.

Quien sabe con quien rayos se había casado,¡tal vez termino con un gordo imbécil y no lo sabia!  y donde putas estaba emma de todas formas.¿ no se supone que las amigas deberían evitar estas eventualidades?. Tal ves a eso se refería cuando me había dicho que no era una buena idea.

Un tirón abrupto me saco de histeria y termine de regreso en el colchón con  otro pequeño grito (tenia que dejar de gritar), con todo el asunto de la resaca y el terminar en medio de quien sabe donde, no había notado los movimientos que se realizaban en mi costado.

Creo que este ultimo grito fue lo que finalmente lo despertó, primero abrió los ojos y tardo un momento al igual que yo para acoplarse a la luz pero cuando finalmente tuvo su primer pensamiento lucido se incorporo de golpe.

AL menos no era la única confundida: resulto que mi reciente marido no era para nada gordo, de hecho era bastante apuesto , incluso sentado se notaba que era bastante alto(aunque teniendo en cuenta mi 1,60 de estatura para mi todos eran gigantes). su cuerpo estaba bien marcado, hombros anchos y musculosos, además tenia unos bonitos ojos verdes (a decir verdad, eran fascinantes, un verde intenso y salvaje).

Pese a su reacción inicial parecía que él SI conocía el lugar, así que después de observa brevemente donde estaba, finalmente se enfoco en mi.

Lo primero que noto fueron mis pechos desnudos y aunque en teoría ya nos conocíamos íntimamente no pude evitar taparlos, esa acción hizo que enfocara  sus ojos en el anillo  y con un salto se levanto de la cama.

Mi vista se dirigió automáticamente a su pene  y un absurdo rubor se elevo por mis mejillas, y aunque él lo noto no hizo nada por cubrirse.

-¿quién eres?- hablo por fin

 Desviando la mirada de su amigo finalmente  me incorpore y lo mire a los ojos, mi primera impresión de su altura había sido acertada, media por lo menos 1,90.

Al ver que no respondía, volvió a preguntar con más urgencia - ¿Quien demonios eres y que haces en mi casa?- 

- Mi nombre es Abigail williams  y No lo se, lo ultimo que recuerdo es  estar en las vegas con una amiga y después de eso todo esta en blanco - 

Cuando termine de hablar me sentí como una estúpida, ¡como es que no podía recordar lo que había pasado en las ultimas horas!, creo que debió ver mi cara de confusión porque de repente ya no se veía tan agresivo, sin decir nada se agacho, recogió su boxer y se lo puso, luego recogió su camisa y me la lanzo.

- vamos, tomaremos un café y luego podremos reunir las partes, tal vez si tu me cuentas lo que recuerdas y yo hago mismos logremos averiguar que nos paso y tal vez con un poco de suerte me digas que la alianza que llevas en la mano es de otro hombre- me sonrió con esperanza, sin embargo yo negué con la cabeza-A menos que la tuya sea de otra mujer, creo que estamos casados-Cuando bajo la mirada y soltó una maldición obtuve mi respuesta, suspirando me puse la camisa y me levante mientras nos dirigíamos a la puerta.

¡CRISTO!¡SOY UNA MUJER CASADA!.



Casada con el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora