El extraño familiar de una joven maga (RiLen)

Charapter III

El grupo de amigos se encontraba en el bosque, la joven de fuego se sentía aliviada de volver a sentir la luz de la joven Anderson.

—Rinny~— la joven violeta se acercó más a la rubia. Esta se abrazó al joven de cabello rosa.

—¡Vete a manosear a Iroha!— exclamó avergonzada.

—¡No me deja! ¡Mi gatita es mala y no se deja!

—Con razón no se deja, eres una pervertida, Yukari— habló una joven ajena.

Tenía su larga cabellera de agua atada en dos coletas, también poseía unos ojos de un tono azulino.

—Mi-chan, los peces al agua— dijo Yuma señalando un pequeño pez que nadaba entre las coletas de la joven.

—Él es mi amigo, no tenía familia, así que me lo he traído conmigo— dijo feliz —.Ah, Iroha dice que vendrá después y como se entere que Yukari ha manoseado a Rin, la coge de las orejas y la mete bajo tierra— todos los presentes menos la joven violeta rieron.

Tras un rato de espera estaban la mayoría de amigos reunidos.

—¿Os estáis llevando bien o qué?— preguntó una joven druida. Sus cabellos rosados caían en cascada sobre su espalda.

—No nos hablamos por el bien de Rin— explicó la pelirroja.

—Yo prefiero que os ignoreis toda la vida...—  dijo una joven peliverde de corta cabellera.

—Gumi-chan tiene razón.

—Yo la apoyo...

—¡Llegó por quién llorábais!— exclamó una joven de cabellera larga rosada desteñida que vestía un kimono rojo y unas orejas de gato negro.

—Iro-chan, Yuka-chan ha estado manoseando a Rinny y a Luka-chan— dijo el pelirosado.

La joven de orejas de gato agarró a la joven violeta y la dejó enterrada en la tierra.

—Sé una conejita buena.

Llegó la noche, y la joven de fuego siguió con cautela al joven Kagamine.

Se le hacía extraño que se fuera en mitad de la noche.

Era más sigilosa que la brisa, y tenía la misma cautela que un fuego fatuo.

Se detuvo detrás de un árbol, observando el escenario que había:

Varias personas estaban reunidas con Kimonos extraños, los ojos de los ahí presentes cambiaron a un carmesí vibrante.  Bueno, sólo los de aquellos que no estaban atados.

—¿Qué querrán hacer? — pensó la joven de fuego una vez se montó en el árbol.

Un símbolo extraño apareció en mitad de los seres de ojos rojos, este brillaba de un tono violeta.

Llevaron a las personas atadas al símbolo extraño, solamente para dibujarles con fuego el mismo símbolo. Las personas soltaban alaridos de dolor y ella se sentía impotente.

Una vez acallaron, empezaron a vomitar sangre y a convulsionar. Sin previo aviso un grito extremadamente agudo resonó por el lugar y aquellas personas empezaron a sangrar por los oídos.

Uno de los seres que empezaban a teñirse de carmesí, realizó un extraño gesto haciendo que les exploran los ojos.

Los seres, ahora, carmesí gritaron llenos de júbilo. Por otra parte, estaba la pelirroja aterrada ante la bizarra escena.

—Kagamine, ¿Cuándo traerás a los tuyos?

—Todo a su debido tiempo, lo mejor es para el final— río levemente y se fijó en un árbol.

—Kagamine, ¿Empezamos a comer?— el rubio asintió y se acercaron a los cadáveres para devorarlos.

La pelirroja corría a su casa desesperada, sólo tenía una cosa en mente: Salvar a la joven de luz.

—Protegeré a mi ángel de luz, cueste lo que cueste.