Capítulo 3

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No se cuanto tiempo llevaba aquí, sólo se que no había querido comer, mi ropa estaba toda sucia y me sentía muy débil, aquel chico había venido varias veces, solo con la diferencia de que me pidió perdón y no había vuelto a golpearme, cosa que no hacia que dejará de odiarlo.

Sentía mis ojos cerrarse por la debilidad pero antes de lograrlo lo vi entrar a la habitación y suspiro. -Que quieres- pregunte y el sólo sonrió.

Me dijeron que te estás portando mal y que no has querido comer dije mirándola a sus hermosos ojos. -entre nosotros ella ha logrado gustarme-

Y no pienso hacerlo -dije mirando sus ojos ya que eran diferentes- uno era azul y el otro era mitad azul y mitad cafe, a pesar de odiarlo debo admitir que sus ojos eran hermosos-

Mira niñata si comes algo te soltare y te llevaré a mi mansión ahí podrás caminar y ser libre por los jardines, podrás hacer todo menos escapar -dije viéndola, era una buena oferta supuse que ella aceptaría y así yo lograba que ella comiera-

Me lo pensé y si estaba en su mansión tendría más oportunidades de escapar al menos allá no estaría amarrada así que asentí pero poniendo una condición. -comere pero en tu mansion luego de que me dejes darme una ducha- -dije tratando de sostenerle la mirada-

Aceptó, después de todo tu serás mi futura esposa lo se -dije sonriendo-

Me alegra que te guste soñar -dije mientras el me soltaba y al final salimos de aquel lugar.-

Mi Síndrome De Estocolmo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora