Al terminar de ducharme me coloque la ropa que me habia enviado el idiota, amarre mi cabello en una cola y baje a desayunar, la verdad moría de hambre.
Al llegar al comedor sentía su mirada fija sobre mi lo cual hizo que me sonrojase pero no le preste mucha atención sólo me senté frente a el en el otro extremo de la mesa.
Te ves muy hermosa -dijo viéndome-.
Gracias aunque hubiera preferido algo menos revelador -dije sin mirarlo-
Por mi mientras menos ropa mejor
Idiota -dije en un susurró y comence a desayunar, al finalizar me levanté y recojo mi plato a pesar de que el insistió en que no lo hiciera, hice caso omiso a sus palabras y lleve mi plato hasta la cocina, al llegar comence a lavarlo.-
Cuando estaba terminando sentí unas manos frías en mi cintura las cuales hicieron que me diera vuelta, me cargo como si de una pluma se tratara y me sento en la barra, intente empujarlo pero no sirvió el es mucho más fuerte que yo.
Alejate de mi -dije sería-
Tu eres mía niñata así que cállate.
Yo jamás seré tuya -dije fulminandolo, el intento besarme pero quite el rostro por lo cual el se tenso-
Te gusta portate mal -dije serio y pose mis manos sobre su abdomen descubierto-
Al sentir sus manos sobre mi abdomen le di una cachetada y lo mire fijamente, vuelve a tocarme y juro que no se como pero te mato. Salí corriendo del lugar hasta llegar al jardín y me recoste en un árbol que daba mucha sombra.
No entendía que me pasaba, llevaba 2 malditos meses secuestrada en aquella oscuridad y un día aquí, gracias a este imbécil es que estaba ocurriendo esto y por un segundo yo había pensado en dejar que me besara, pero el no podía gustarme, de seguro era el maldito síndrome de Estocolmo.
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Mi Síndrome De Estocolmo
Short StoryTe das cuenta de que tu vida es un desastre cuando te enamoras de tu secuestrador. Clary Morrison una chica de tan sólo 18 años dulce, amable, encantadora y creyente del amor de peliculas. Henrry Desmond el jefe de una gran organización de tráfico d...