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El gran día que todos esperaban, llegó.

Marinette, le declaró su amor a Adrien, sin sabotearse a ella misma.

El rubio, con sus mejillas sonrojadas y su corazón acelerado, miraba fijamente a la chica, que estaba esperando una respuesta.

Ella le dijo a Chat noir que le gustaba alguien, pero nunca le dijo quien le gustaba.

Se sentía tan mal por lo que estaba por hacer.

-Lo siento, Marinette. Mi corazón le pertenece a alguien más... a Ladybug.

Explicó el chico con honestidad y la peliazul se sorprendió.

¿En cierto punto le gustaba pero a la vez no?

Éso sí que era confuso.

-Créeme, sí fueses Ladybug, aceptaría tus sentimientos.

Exclamó él, creyendo que era un cumplido.

Marinette, lejos de salir corriendo o llorar, sonrió, sintiendo tristeza en su interior.

-Bueno... sí yo fuese Ladybug, ya tendría el vestido para nuesta boda.- dijo ella, haciendo que Adrien la miré con sorpresa.

¿Desde cuándo su Marinette era tan bromista?

-Y sí yo fuese Chat noir, me robaria tu broma. - exclamó el chico, acercando su rostro al de su amiga, invadiendo su espacio personal.

La chica, sólo sonrió y lo alejó con un dedo.

-Seré como Ladybug y no me rendire, prepárate por que te enamoraras mil veces más de Marinette que de Ladybug.

Ni ella sabía de donde sacó ésa confianza pero no le importaba.

Adrien, no pudo evitar sonreír por lo que ella dijo.

Hasta se imaginó que era Ladybug por unos segundos.

-Muy bien, como sí yo fuese Chat noir, diré esto; vamos a ver sí lo lagras, my Lady.

Exclamó él, mientras los dos se miraban, con una inmensa sonrisa y cierto brillo en sus ojos.

Por un extraño motivo, ése rechazó en verdad no parecía serlo.

Sí fuesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora