Continuemos el Primer Mes - Abril

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-Saint- Gimió Perth con dolor viéndome de refilón.

- Perdón, mi amor, por favor no hables muy fuerte- Le hablé susurrando.

- ¿Crees si quiera que puedo hablar fuerte? - sonreí al escuchar que me hablaba en chillido, me sentía culpable por su doble desgracia, yo lo dejé erecto y para colmo fui yo quien lo empujó- ¿Por qué me empujaste? - Volvió a chillar a lo bajo.

Estaba apunto de responder cuando.

-Saint, hijo acabo de traer los medicamentos para las náuseas- mi madre volvió a pegarme otro grito desde la cocina.

- Por eso - le dije a Perth en un susurro - Ponte la camisa rápido antes de que venga hacía acá - Y saque de entre el revoltijo de sábanas su camiseta tirandosela y volvió a gemir de dolor por la fuerza con la que se la tiré, por primera vez vi que me fulminó un poco con la mirada. Bueno, lo comprendía.

- Me dejas sin hijos- Dijo dándose la vuelta y con esfuerzo sentándose- Después de ese golpe, no creo que reviva - señaló hacia su parte baja que aún tenía tapada con su mano.

-No, para tu desgracia ya vas a tener uno- Me levanté de la cama buscando mi camisa.

Estaba en eso cuando sentí que mi estómago volvió a responderme de la misma manera que estás dos semanas queriendo devolver todo lo que había comido.

Aún sin mi camiseta salí corriendo hacia el baño ante la mirada de Perth que he intentaba levantarse pero el dolor no lo dejaba.

Cuando entré, tiré la puerta sin cuidado y me arrodillé al lado del retrete vomitando todo lo que había comido. Sentía que iba a morir. No tardé en escuchar a mi mamá gritar preocupada y venir corriendo hacía mi.

Sentí que una mano acarició mi espalda desnuda delicadamente aliviando un poco el dolor que sentía cuando todo regresaba de mi estomago a mi boca.

Hací pasé al menos 1 minutos, echando todo.

Cuando al fin sentía que ya no tenía nada más que soltar, me voltee limpiandome la boca con una toalla y tumbandome ahí mismo respirando cansado.

Al fin miré a Perth, que ahora me estaba haciendo masaje en los hombros.

Después de tanto tiempo o bueno, yo lo sentí eterno, vi a mi mamá entrar. Observo a Perth a mi lado, luego su mirada se desvió a mi que me miraba horrible seguramente.

- ¿Cómo está?- Le preguntó a Perth.

- Acaba de dejar de vomitar. - Perth seguía haciendome masaje a lo que yo respondía haciendo mi cabeza un poco para atrás.

- No quieres que regresemos al hospital Saint? Te vez muy mal.

- No, estoy bien - Respondí negando con mi mano - Ya pas... - aparte a Perth y me di vuelta de nuevo cuando una nueva arcada hizo que volviera a vomitar.

- En ese caso iré por las medicinas que me acaba de dar el doctor, Perth, tráelo cuando deje de vomitar - Y se fue dejándome a mi vomitando.

- Mi amor - Le escuché susurrarme.

- Cuando esto acabe te voy a matar Perth- El solo me sonrió, maldito, cree que es juego lo que estoy viviendo y sintiendo, enserio lo iba a matar.

Volví a tumbarme en el mismo lugar cuando termine, por segunda vez. Perth me pasó un vaso de agua está vez.

- Ven, te ayudo a levantarte - tomo uno de mis brazos y me levanto suavemente hasta que quede de pie sostenido en el lavamanos. Me lave los dientes y enjuague mi boca.

Pequeño Camaroncito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora