Capítulo 0

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Que dolor de cabeza. Fue lo primero que pensó la de cabellos castaños mientras abría los ojos. Lo primero que vio fue una pared de color azul, era extraño, pues hasta donde recordaba la pared de su cuarto siempre había sido de gris pálido.

La adolescente se dio la vuelta sobre el colchón dándose cuenta de que no estaba sola en la cama.

Miró a la chica completamente desnuda que había a su lado intentando reconocerla, pero por más que lo intentara le era imposible. No la conocía de nada.

¿Qué había sucedido ayer? Se preguntó antes de que le entrara el frío y se diera cuenta que la extraña no era la única mujer desnuda en esa cama.

Observó unos segundos más a la chica que había junto a su lado. Su respiración era suave, debería estar teniendo un profundo y bonito sueño.

Por alguna razón quería observarla un rato más, pero ya debería ser tarde y sus amigas estarían preocupadas por su desaparición de anoche.

Su misión ahora era encontrar la ropa, le fue fácil alcanzar el pantalón y su ropa interior, que estaban en diferentes lugares de la habitación, pero la cosa se complicó a la hora de recuperar su camiseta. La morena durmiente estaba encima de ella.

Suspiró antes de tumbarse en la cama dejando sus brazos apoyados sobre su cabeza, tenía que pensar una idea para poder recuperar la camiseta. Mientras, decidió enviarle un mensaje a sus amigos diciéndole la ubicación de donde se encontraba para que vinieran a por ella.

- Que dolor de cabeza- oyó un murmuró a su lado y con velocidad se giró hacía la recién despertada. Las dos se quedaron unos segundos mirándose a los ojos intentando recordar que pasó anoche, buscando respuestas la una en la otra. Pero ninguna sabía que sucedió con exactitud, solo pequeños recuerdos fugaces demasiado vergonzosos como para nombrarlos en voz alta.

- Mi camiseta- señaló la prenda de ropa que aún estaba atrapada. La recién despertada rápidamente se apartó y atrapó la camiseta en sus manos para dársela a su propietaria, esta le regaló una suave sonrisa.

- Creo que debo irme, enseguida vendrán a por mi- se levantó de la cama mientras se ponía la camiseta.

- No, espera- algo desesperada le tomó de la mano e hizo que la mirara algo confusa- ¿Te acuerdas de algo?- negó con la cabeza- Puedes... ¿Puedes decirme tu nombre? Ya sabes, me gustaría al menos recordar el nombre de la persona que me he acostado.

- Leo- respondió tímidamente viendo como la morena le regalaba una suave sonrisa. Era muy linda, fueron los pensamientos de Leo viendo la escena.

Sin poder evitarlo, Leo descendió su vista por el cuerpo de la chica aún desnuda admirando cada detalle. La muchacha al darse cuenta de la acción de su invitada se cubrió el cuerpo con la manta mientras que sus mejillas cogían un color rojizo aún mas fuerte.

- ¿Y tú cómo te llamas?- se atrevió a preguntar pero no escuchó la respuesta pues estaba completamente centrada en los ojos azules de la chica.

Podía jurar que eran los ojos más bonitos que había visto en su vida.

- ¿Te gustaría comer algo antes de que vengan a por ti?- cuando volvió a la realidad la muchacha ya estaba medio vestida y de pie ¿Cuánto tiempo había estado divagando?

Leo dejó que su barriga contestara por ella a la pregunta, pues el rugido que hizo se escuchó perfectamente por toda la habitación. Esto provocó una pequeña risa a la chica mientras que Leo solo se sonrojó de la vergüenza.

- ¿Qué edad tienes?- preguntó Leo mientras salían de la habitación y caminaban por el pasillo.

-15- respondió sin darle mucha importancia. Leo, quien estaba detrás suya, casi cayó al suelo al recibir la respuesta- Pero en septiembre cumpliré los 16.

Leo paro de caminar, mientras que calculaba cuanto faltaba para que la muchacha tuviera los 16 y se dio cuenta que septiembre fue el mes pasado.

- Acabas de cumplir los 15- afirmó mientras se pasaba las manos por la cabeza, acababa de acostarse prácticamente con una niña. No es que ella fuera muy mayor que se dijera, estaba a unos meses de cumplir los 18 pero estaba segura de que la diferencia de edad era notoria, sobre todo en la mentalidad.

En silencio comieron ambas un poco de cereales. Leo estaba deseando que sus amigos vinieran a por ella cuando antes, no es que no le agradara la pequeña, si no que se sentía algo incómoda. Por otro lado, la de ojos azules le gustaba la compañía de la mayor y quería hablar un poco con ella antes de que se marchara pero se sentía tan nerviosa que no podía.

Leo se sobresaltó cuando vio a alguien abrir la puerta de la cocina y entró un clon de la chica con la que se había acostado anoche pero versión masculina y completamente rubio.

- Hola- murmuró el muchacho observando a ambas chicas- Soy su mellizo- señaló a la de ojos azules mientras se deslizaba por la cocina y tomaba un zumo- Adiós- murmuró otra vez antes de salir de la habitación. Mas que mellizos parecían gemelos, eran dos gotas de agua.

Continuaron comiendo pero no tardó mucho en oírse un teléfono vibrar. Miró su celular, eran sus amigos que estaban esperándola a dos calles.

- Esos son mis amigos- comentó Leo mientras se levantaba de la silla para irse.

- Espera- pidió la mas pequeña nuevamente al mismo tiempo que se ponía de pie- Dime tu número, por favor- la más mayor la miró dudosa y algo confundida unos segundos, pero después sonrió y sacó su móvil. La de ojos azules se sintió orgullosa mientras sacaba también su teléfono y apuntaba el número de la mujer que la había cautivado.

- Adiós- se despidió nuevamente Leo girándose para marcharse al coche.

- Te he dicho que esperes- replicó la morena tomándole de la mano y acercándola para juntar sus labios con los de ella.

Leo estaba algo confundida, pero correspondió el beso con la misma energía que la pequeña. Al separarse se quedó observando esos misteriosos ojos azules que ahora desbordaban felicidad.

- Te llamaré- Leo solo se limitó a asentir completamente desconcertada pero con una sonrisa tonta en los labios- Tu chaqueta, la he encontrado en mi habitación antes- la mayor la tomó y se la puso dejando su teléfono dentro de ella.

- Nos vemos- se despidió antes de cerrar la puerta y correr emocionada hacia el auto de su amigo.

Estaba tan emocionada que no se dio cuenta de que su teléfono salió volando y se cayó contra el piso.

10 años después...
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Aquí está otra historia nueva. Se ha convertido en una historia que estoy amando el tiempo que la llevo escribiendo y espero que vosotros también la améis mientras la leéis.

Subiré los capítulos los sábados, en un principio intentaré subir uno por semana.

Disfruentenla.

Destino, te odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora