Capítulo 7

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- Vamos, que te cuesta cambiar de abogado- le suplicó otra vez Sara a su amigo de la infancia.

- ¿Qué me cuesta? Me cuesta una pasta ¿Tu sabes lo caro que es ese bufete? Me gastaría todo lo que ganó en un mes con tu capricho.

- Pero así de seguro que no perderías el caso- volvió a intentar sin éxito.

- Me sale mas barato pagar la denuncia que contratar a esa abogada- tenía que haber alguna cosa para convencer a su amigo. Tenía que solucionar el estúpido error que había cometido siendo tan impulsiva. ¿Para que demonios llamaría a la abogada? ¿Por qué demonios bebería alcohol ayer? A sí, porque por fin habían sido expuestas sus fotos y quería olvidarse de todo, especialmente de la mujer cuyo nombre empezaba por L y terminaba con O.

- Te lo pago yo- fue esa la última opción de Sara. Tal vez tuviera suerte y conseguía que Leo llegara a un precio negociable.

- ¿Que?- preguntó el joven chico sin aún creerse lo que acababa de escuchar.

- Yo pagaré la diferencia de los abogados, así tu no te gastas más dinero- Carlos examinó unos segundos a su amiga. Le sabía mal aceptar esa oferta, pero de verdad no podía permitirse pagar el precio de aquella abogada que le decía Sara.

- Estas muy mal de la cabeza. Vas a pagar una buena cantidad de dinero por mujer- suspiro apoyándose sobre el respaldo de la silla mientras que a Sara se le formaba una sonrisa- más te vale que este buena- Su rostro automáticamente se puso rojo. Ella no quería que el se pensara que Leo le gustaba, porque no lo hacía, ya no.

- No me gusta, solo es que no quiero que se entere de que en verdad me había inventado todo. Me moriría de vergüenza si ella lo descubriera.

- Excusas- la fotógrafa fue a replicar pero Carlos no le dejo- ¿Y cuando tengo que encontrarme con ella?

- Esta tarde, las seis, en la cafetería que hay al lado de la estación.

- Allí me tendrás- aseguró mientras se levantaba de la silla. Observó unos segundos a su amiga- Adiós- y sin decir nada más se marchó dejando a Sara sola, pensando en como se las arreglaría en conseguir el dinero sin tener que recurrir a sus padres.

****

- ¿Te marchas ya? Que temprano- preguntó el abogado curioso mientras veía a Leo tomar un café de la máquina expendedora con su bolso colgado en el hombro. Leo solo se ponía el bolso cuando iba a marcharse.

- Si, tengo que encontrarme con un cliente- respondió con una pequeña sonrisa. Sin decir nada mas tomó el vaso entre sus manos, le dedicó una sonrisa a Al y empezó a andar para salir del bufete.

No quería llegar tarde, así que salió con tiempo de sobra. Había perdido ya todas las esperanzas con Sara, ya se había rendido pero que la llamara hizo que volvieran. Tal vez no la llamaba porque le interesaba, pero significaba tener otra oportunidad para verla y tratar de conquistarla.

¿Pero porque quería conquistarla? No lo sabía, y tampoco se lo había planteado mucho. Tal vez porque le llamaba la atención su cuerpo, o por su aura misteriosa acompañada de sus cautivadores ojos. Tal vez solo le gustaran los retos y para Leo, Sara era un auténtico reto.

Llegó a la puerta de la cafetería unos minutos antes, así que echo una ojeada a su interior para ver si veía a la fotógrafa en algún lado. Pero nada, así que prefirió quedarse en la puerta esperando. No pasó mucho tiempo para que llegara la fotógrafa bastante nerviosa.

Sara solo deseaba que Carlos ya hubiera llegado y no tuviera que pasar tiempo a solas con la abogada, pero sus esperanzas se perdieron cuando vio a Leo delante de la puerta mirando su celular.

- Buenas tardes, abogada Villar- saludó con una sonrisa educada.

- Buenas tardes, Sara- en ese momento la fotógrafa sintió que sus rodillas le fallaban. Había dicho su nombre, era la primera vez que oía que la abogada decía su nombre, de hecho estaba segura que hace diez años Leo tampoco pronunció su nombre- ¿Su amiga ya llega?- esa frase la trajo a la realidad.

- Si, debe de estar ya llegando- tal cual dijo eso tomó el teléfono entre sus manos y le envió un mensaje Carlos para que se diera prisa. Cuando volvió a ver a la abogada la pillo observándola, Leo no se sofocó porque la menor la hubiera pillado, se limitó a sonreír y a volver su vista al celular.

En menos de un minuto apareció Carlos, que alternaba la vista entre Sara y Leo, como si no se creyera lo que estaba viendo.

- Leo Villar, mucho gusto- se presentó educadamente la abogada. Juraba que el otro día Sara había dicho que era una amiga la que necesitaba ayuda, no un amigo, pero no le dio importancia.

- Carlos Herreros- se presentó formando una sonrisa de total confusión al ver a la mujer que tenía delante suya. Al ver aquella expresión en el rostro de su amigo, Sara se dio una bofetada mental, tenía que haberle avisado que la abogada era aquella chica, pero claro, estaba demasiado ocupada buscando una manera en la que Leo no se diera cuenta de la mentira que dijo ayer por culpa del alcohol que tenía en su cuerpo.

Los tres se sentaron en una mesa de dentro de la cafetería y pidieron unos refrescos.

Leo miraba a ambos ¿Eran pareja? La de ojos azules había dicho que eran amigos, bueno en verdad había dicho amigas, así que en verdad no le extrañaba nada que en verdad fueran novios. Si era así, Leo ya podía olvidarse de la fotógrafa por completo, no le gustaba meterse entre relaciones.

*****

- ¿Estas loca? ¿Leo Villar? De todas las mujeres del planeta, otra vez ella?

- Shh, cállate. Estaba borracha, no sabía que la estaba llamando. No tenía que haber aceptado su numero.

- Espera ¿Te ha cogido el teléfono después de diez años?

- Si, aunque este era su nuevo número de teléfono- murmuró Sara tratando de explicarle a su amigo todo. Carlos por su lado no podía creer lo que había visto hace unas horas atrás, no podía creer la sonrisa que se le había formado antes a su amiga cuando se había quedado embobada viendo a la abogada, era igual a la que hacia hace diez años cuando la veía por los pasillos- Ella fue la abogada de mi hermano y se ha quedado en eso. Una abogada.

El chico levantó ambas cejas como si no se creyera lo que estuviera diciendo. Pero no la molesto más.

*****

- Muchas gracias por su ayuda- dijo Carlos formando una sonrisa- Esta tarde le haré la transferencia- esto último lo dijo mirando de reojo a Sara, que echo la vista al cielo. Todavía no había hablado con la abogada para ver si le podía bajar el precio.

- Oh, no hace falta. Ha sido un caso realmente fácil, puedes considerarlo como un favor- Carlos sonrió inmediatamente al escuchar eso, Sara por su parte fue a protestar pero se cayó cuando sintió la mirada asesina de su amigo encima de ella, tendría que buscar alguna manera de devolverle el favor a la abogada, porque desde luego estar en deuda con Leo era lo último que planeaba hacer.

- Muchas gracias- volvió a agradecer. Después de unos minutos Carlos se despidió de ambas antes de marcharse.

- Abogada Villar- la llamó Sara- ¿Puedo invitarla a cenar?- Leo abrió la boca algo sorprendida por la repentina pregunta de la fotógrafa ¿La había oído bien? Si, claro que la había oído bien.

- Ah... bueno... yo- no sabía porque, pero Leo estaba tan sumamente emocionada de que al fotógrafa le estuviera proponiendo una cena que se le había olvidado hasta hablar. Observó como Sara ladeaba la cabeza con sus ojos fijos en ella haciendo que su cuerpo se estremeciera- Acepto- finalmente dijo cuando sus labios reaccionaban como su cerebro le pedía.

- Perfecto, te enviaré la hora y la ubicación por mensaje, nos vemos, Leo- y con la sonrisa que le regaló supo que estaba perdida, supo que tenía que hacer algo antes de que esto se volviera más grave de lo que ya era, porque si dejaba que esto continuara tenía el riesgo de caer rendida ante la de ojos azules.

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Destino, te odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora