EL MAL ESTA PRESENTE

624 37 2
                                    

El bullicio de los estudiantes graduados de enfermería superior, enfermeras auxiliares y para-médicos era tanto, que no se escuchaba las voces de los que charlaban en la misma mesa, era tal el escándalo debido a la euforia de haber culminado exitosamente los estudios que por cincos años y a otros tal vez menos, los mantuvieron en desvelos y que la mayor diversión era leer innumerable libros de medicina.

El restaurante era un lugar reservado, para los clientes de élite de la zona, sus mesas arropadas con finos manteles le daba elegancia y sobriedad al lugar, las lámparas al estilo arañas, colgaban en el blanco techo. El piso de mármol brillaba, de tal manera que las personas se reflejaban en él. El gran mesón donde estaba colocado en todo el centro un gran ramo de rosas rojas y amarillas que perfumaban el ambiente. La comida consistían en los diferente platos típicos del lugar y servidos al estilo bufé, cada quien servía lo que deseara comer.

Lo que más le gustaba a los jóvenes, era el bar donde hallaban la diversidad de licores y muy al fondo una pista circular para aquellos audaces en el baile. La música llenaba el lugar siendo agradable, no era muy alta tampoco baja, dándole un aire romántico. Las mesas llenas de vasos vacíos y a medio llenar, los jóvenes vestidos de galas, se entregaban e intercambiaban números telefónicos, muchos dejarían de verse, algunos cambiarían de ciudad otros irían a visitar a sus familiares antes de enrolarse en algún buen hospital o seguir estudiando.

Luz Dary Medina Martínez una joven de apenas veinte tres años, su perfil brillaba bajo las luces que reflejaba las hermosas lámparas, sus ojos grises, cejas finas en arco eran mismo color de su largo cabello, castaño adornaba los grandes ojos que eran muy expresivos y sinceros, su labio superior delgado en comparación con el inferior mostrando una sensual boca, muy deseable para cualquier hombre, su pequeña pero fina nariz decoraba el ovalado de su rostro. El color de su piel era color caramelo. Ella era una de los tantos estudiantes que celebraban con escandalosas canciones e himnos, de la misma alegría que sentía por haber logrado terminar sus estudios con honores cuando nadie había confiado en ella o en su capacidad, hoy cumplía la meta que se propuso hacia cinco años atrás.

_ ¡No seas ridícula! _ La madrastra la miraba con sorna y burla con sus grandes ojos azules. Era una mujer regordeta de pelo cobrizo y enmarañado, su fina nariz y barbilla le daba cierta arrogancia que la acompañaba con altanería y prepotencia, menos precisando a todo aquel que estuviera a su alrededor y hacer sentir tan inferior, como pudiera.
_ Eres una incapaz al igual que tu madre una alcohólica, una buena para nada.

_Si lo voy a lograr y no vuelvas a llamar a mi madre de la forma que lo haces, ella era una persona enferma. _ La miraba de la misma forma altanera, y esas palabras sirvieron para fijarse una meta que por nada en el mundo iba a dejar de lado sus sueños y anhelos. Le demostraría a ella y a los que la rodeaban que ella era una persona muy capaz y también lo haría por su madre que había fallecido por falta de atención médica cuando ella tenía tan solo cinco años de edad.

Su padre a los pocos meses ya se había conseguido a otra mujer, pero poco tiempo después ella se enteró que era una relación de varios años antes de la muerte de su madre. Las veces que su madre le reclamaba por una amante, él siempre la hizo ver como una desquiciada y enfermiza por los celos, pero por lo visto no había sido así. Él solo era un traidor e infiel.

Por ella y por los recuerdo de su frágil madre, alcohólica lo había hecho y ahora levantaba el vaso lleno de licor celebrando ese triunfo, entre risas y jubilo.

_ Luz_ dijo su amiga Angélica llena de euforia y le entregó un pequeño paquete__ es mi regalo quiero que lo utilices para que Dios te cuide__ dijo amorosa y al verla fruncir el ceño__ no te preocupes él sabe lo que piensas de él__ le sonrió.

Amor en tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora