UNA MUERTE ANUNCIADA

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Luz Dary pasaba por cada una de las habitaciones revisando el trabajo de las enfermeras que estaba bajo su supervisión. Era un grupo de compañeros agradables, trabajaban a un ritmo rápido y de manera muy eficiente. Aunque pocas veces compartía con ellas, ella era bastante huraña, no le gustaba relacionarse.

Siempre levanto fortalezas y muros de contención para evitar que la dañaran no quería salir lastimada, su experiencia con su familia la había dejado muy marcada. Hasta el momento de su llegada no había tenido ningún tipo de problema. Y el desagradable suceso de la madrugada fatal no lo había vuelto a vivir, y ella esperaba que no se le volviera a presentar, aunque trataba de no estar sola en las noche de guardia, siempre buscaba estar acompañada, porque desde ese día ella sentía cierta aversión por ese lugar y ese pasillo en especial, ese pasillo que llegaba hasta la morgue.

Ella nunca había tenido miedo, su falta de temor a las cosas sobrenaturales, no era algo que le quitara el sueño, no creía en Dios, tampoco creía en el Diablo. Siempre pensaba sino existe uno, tampoco existe el otro.

Siempre la rotaban quince días en emergencia, que era la sala más trabajada y agotadora del hospital, eran turno hasta de veinticuatro horas continuas. Y los otros quince días en un pabellón de pacientes con tratamientos, que estaba bajo la supervisión del médico jefe Federico. Según el hospital, así se les agotaba menos el personal médico, que solo dejaba al cuerpo médico asignado a una sola ala médica.

Ella pensó que era bueno, porque descansaba de emergencia que era un área muy agotadora. Solo cuando se atestaba con mucho pacientes y necesitaban el cuerpo médicos de urgencia, entonces acudían los médicos de su pabellón, dejando a solo el  médico a cargo. Pero por lo general ella siempre se quedaba en ese pabellón.

Llego a una habitación donde se encontraba una joven de unos dieciséis años, de cabellos rubios muy largos tenia ojos azules y su piel pálida, pero eso no quitaba la belleza de la angelical niña adolescente.

_ ¡Hola, nena! _ dijo muy cordial _ ¿Cómo te has sentido hoy?_ llevaba en una mano el tablero digital donde se encontraba la información de la paciente y en la otra el estetoscopio _ Hoy no has tenido fiebre, eso quiere decir que la infección cedió_ le sonrió, mientras leía la información de la paciente_ Pronto te iras a casa.

Ella la miro, y con voz débil le respondió.

_ ¿De qué vale eso si siempre me voy a morir, esta noche?_ dijo con una voz débil y llena de dolor_ No volveré a casa.

Ella volvió a leer en la pantalla, para corroborar la información, sí solo, presentaba una infección intestinal, nada que le produjera la muerte y dejando el fonendoscopio en la cama, le dio toda la atención y con su mano acariciaba sus lagos y rubios cabellos.

_ No nena; no vas a morir_ le dijo para animarla_ Y menos hoy_ le regalo su mejor sonrisa.

_ Si voy a morir, esa enfermera, me lo dijo_ le señalo una enfermera que estaba en su grupo, Alma Mejía era una hermosa morena muy joven y muy capacitada, era una auxiliar_ ella y el médico lindo, anoche cuando me llenaban de sangre y adoraban al diablo.

_ ¿Sangre? ¿Diablo?_ Luz Dary arrugo las cejas y miro en la dirección señalada por la mano de la niña.
Ella pensó que la niña tenía algún tipo de sicosis, o de alucinación como secuela a alguno de los medicamentos formulados, anoto en la historia clínica, para dar el informe al médico de turno.
_ Descansa nena_ le dijo y acaricio la cabeza de ella.

La niña la miro y le sonrió.

_ ¿Oraras por mí? _ Dijo de pronto _ Ora por mí, antes de morir, después no hará falta.

_ ¿Orar?_ la miraba extrañada, cuanto hace que ella no oraba y es más detestaba esa palabra, cuantas veces rogo a Dios para que su madre se salvara para que abriera sus ojos después de morir, su madre le había enseñado a orar _ No amor yo no oro_ le sonrió, pero algo se movió dentro de ella y una sensación amarga le lleno a la boca.

Amor en tinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora