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Piloto: Marcos "Loco" Di Palma
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Keyla
Cuando tenía catorce años me propuse acabar el secundario con honores y estudiar ciencias políticas en la facultad más prestigiosa de Buenos Aires. Una vez que lo hice me enfoqué en tener un puesto reconocido dentro de la política, poder hacer el cambio que tanto se necesitaba, obviamente como mi familia me había inculcado desde pequeña, de la mano de un Peronista. Pero jamás pensé que un desliz me truncaría todos mis planes futuros.
-Estás embarazada, Keyla. Y de unas trece semanas.
-¿En serio?-Logré formular-Tiene que haber un error, eso no puede ser. Dios, no.-Me levanté alterada de la silla del consultorio de mi doctora personal-Tiene que haber una solución.
Ella negó acercándose a mi-Es muy avanzado como para... solucionarlo, es riesgoso y tampoco dejo que mis pacientes lo decidan así, en el momento.-Suspiré mirando al techo e intentando tranquilizarme.
-No puede ser, se me va al carajo todo.
-Mantene la calma, Keyla-Alicia acarició mi espalda-Nunca es tan grave, Dios aprieta pero no ahorca-Rodé los ojos.
-¿Te das cuenta que con esto la campaña se me va al carajo? Hicieron una excepción aceptando que me postulara a gobernadora sin estar casada y ahora salgo con... esto. No puede ser. ¿Qué hice mal?
-¿Te cuidaste?-Pensé un momento y negué avergonzada-En ese caso, ni porque estuvieras en tiempo te ayudaría. ¿De quién es?-No respondí-¿Es de tu entorno?
-No pero si-Tomé mi bolso y la saludé con un beso-Nos vemos después, Alicia.
Salí del consultorio y me subí al auto.
Golpeé el volante soltandome a llorar, no me podía estar pasando esto en este momento. Pero por tonta e irresponsable debía hacerme cargo de mi error.
-¿Estás en Arrecifes?
-Si ¿Porqué? ¿Pasó algo con la campaña?
-No específicamente de la campaña, pero hay algo serio que te tengo que decir.-Suspiré intentando tranquilizarme-En una hora estoy por tu casa.
-Esta Noelia, mejor voy yo para allá.
-¿Qué le tiene que importar a ella que o vaya? Es tu ex, no tu mujer.
-SI pero...
-En una hora estoy allá-Colgué la llamada sin dejar que me respondiera y arranqué el auto con dirección hacia Arrecifes.
-Hola tía.
-No me digas así, Dino. ¿Dónde está tu tío?
-¿Para qué lo necesitas, Keyla?-Rodé los ojos cuando Noelia llegó hasta nosotros.
-Tengo que hablar unos temas importantes con él.
-Esta ocupado en el taller, pero si son muy importantes me los decís a mi.
-No, es un tema que tengo que hablarlo solo con él-Hice una pausa y observé hacia la casa principal-En todo caso si fuesen otros temas igual se los diría a Tana o a familiares de él.
-¿Qué me estás queriendo decir?
-Te llevo con él, Key. No hay problema-Respondí con un leve gracias hacia Fefo y bajo la mirada de pocos amigos de Noelia caminamos hacia atrás de las casas donde supuestamente estaba Marcos.
-¿Qué es lo que ibas a decirme tan serio?
-Amor, tenés un llamado de tu hermano-Noelia entró y le dio un beso en la boca a Marcos, dejandome atónita-¿Todo bien?
-Decile que después le llamo-La incomodidad que tenía él era notable, intentaba esquivar mi mirada furiosa-Tengo que hablar algo con...
-No, no te preocupes-Hice presión con mi lengua sobre mi paladar intentando retener las ganas de llorar, no podía creer que Marcos me hubiese mentido y usado así. Según él las cosas con su esposa estaban totalmente mal, nos estamos divorciando, mencionó una vez-Solo venía a informarte que no creo seguir en mi puesto en la campaña.
Agarré mi cartera, mis lentes de sol y mi celular y me paré de la silla-¿Cómo que no? ¿Qué pasó?
-Algún día te enterarás, nos vemos-Sin dejar que responda y quedando como una tonta irrespetuosa salí de la finca de los Di Palma.
-¿Estás bien vos?-Y pareciera que la pregunta del otro sobrino del hombre con el que mantuve una aventura un poco mas duradera que ocho meses detonó mi llanto.-Ey nena ¿Que pasó? ¿Te hizo algo el loco?-Negué pero después asentí y volví a negar mientras me safaba de su abrazo-Uh para que lo llamo a Fefo que él te entiende mejor.
-No hace falta acá estoy. ¿Qué pasa?
-Tu tío.
-¿La dejaste pasar?-Josito miró mal a su hermano.-Estaba...
-Noelia, ya la ví. También vi que las cosas no están tan mal como él me las dejó en claro.-Ambos me miraron con pena.
-Lo que mas me arrepiento no es de haberle creído, no haberme asegurado de las cosas que me decía, sino de haberme embarazado de él.
-¿Qué? ¿Qué dijiste?-La voz de Marcos se escuchó detrás mío. En la que me había metido, Dios.
