1
Recuerdo que cuando era chico, una vez, chocamos con el auto. Era verano y con mi familia nos íbamos de vacaciones a la costa atlántica de Buenos Aires. Recuerdo que el auto se descontroló y terminó dando contra el guardarraíl que está bordeando la ruta. Se escuchó un ruido como de metal contra metal y el auto se detuvo de repente al impactar contra el poste de una señal de tránsito. Nos golpeamos un poco y nos asustamos bastante... no mucho más.
Bueno, esto, fue totalmente distinto.
No escuchamos nada durante incontables segundos, hasta que comenzaron las explosiones. Al principio fue como ver una película muda, arriba de una montaña rusa. Todo temblaba y se movía de forma intermitente, mientras en las pantallas veíamos como una nave desconocida, se incrustaba lentamente en el AR-San Martin.
El caos comenzó en el momento en que uno de los capitanes fue arrancado de su puesto por un enorme panel de metal, que se desprendió de uno de los laterales del puente. Fue muy impresionante realmente, porque en un momento estaba allí, y luego ya no. En escasos segundos, el puente comenzó a desarmarse de atrás hacia adelante. Los paneles posteriores comenzaron a desprenderse y volar llevándose todo a su paso.
Mientras todo esto ocurría, yo seguía clavado a mi silla tratando de entender todo lo que ocurría a mí alrededor. Pude salir de mi estupor al sentir que una mano se apoyaba sobre mi hombro, y escuché la voz de mi hermano diciéndome – Nos vamos-
Al darme vuelta veo a Eduardo, bastante golpeado sosteniendo de un brazo a otro de los capitanes, que estaba bastante mal herido. Me desprendo del cinturón de seguridad, y me levanté para ayudar a mi hermano a llevar a su amigo herido.
- No, vos levántalo a Gustav – me dijo señalando a otro de los capitanes caídos.
Fui lo más rápido que pude en su ayuda. Lo intenté levantar, pero con un movimiento, me sacó las manos. Lo vuelvo a intentar, pero vuelve a hacerlo. Yo, sin entender que pasaba, le grito – Vámonos de acá – pero él, en un arrebato me agarra del cuello y me gira la cabeza mostrándome algo.
Recién ahí pude ver, que sus piernas estaban atrapadas debajo de una enorme consola de controles. – Spaci Sevilla – (o algo así) me dijo, no lo entendí, pero por sus señas, creo que quería que nos fuéramos. Lo miré un segundo, y él asintió con lágrimas en sus ojos. Eso me dijo todo.
Me alejé como pude y fui hasta donde se encontraba mi hermano, que para ese momento ya se había acercado bastante a la puerta de acceso al puente. Sostenía al capitán Flavius de un brazo, mientras con el otro se aferraba a un costado de la arcada de la puerta. Más allá, por el pasillo, pude ver a dos capitanes más que se alejaban dando tumbos tratando de escapar.
- Nos vamos a la bahía de carga – gritó Eduardo en medio de una explosión que venía del puente. Al girarnos, alcanzamos a ver como la puerta se cerraba automáticamente, (supongo que para evitar la descompresión o bien que el fuego se esparciera aún más).
Con mucho esfuerzo, comenzamos a volver corredor tras corredor hasta llegar a la puerta que daba a la bahía de carga. Intentamos abrirla, pero no hubo caso, estaba atascada. Buscando alguna otra forma de abrirla, vimos que había sangre en el piso, con forma de gotas grandes. Se ve que los capitanes que iban delante de nosotros tampoco habían podido pasar por allí. Así que decidimos desandar camino y buscar una ruta alternativa.
2
La nave temblaba sin cesar, mientras nosotros buscábamos un acceso a la bahía de carga. Caminamos por varios pasillos hasta llegar a un corredor muy grande el cual tenía todo un ventanal que daba al espacio, y si bien muchas de sus "vidrios" estaban oscurecidos, otros tantos dejaban ver el lateral de la nave casi por completo. Se podían ver muchas zonas que habían sido dañadas por explosiones y que habían perdido parte de su contenido al quedar expuestas al espacio. Otras tan solo eran agujeros negros que estaban parcialmente iluminados por chispazos de origen eléctrico. Por todos lados había restos de nave flotando. El panorama era bastante triste y muy desalentador.
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El extraño caso de Eduardo Martínez
Ciencia FicciónHistoria corta que cuenta sobre un par de hermanos que tienen una aventura increíble en el lugar menos pensado.