Como ya lo mencioné al principio, mi hermano mayor se llama Eduardo Martínez, tiene el pelo oscuro, casi negro y está por cumplir los veintisiete años (aunque no los aparente). ¿Porque les cuento esto? Porque hace más de tres semanas que desapareció, y esta vez, creo que no va a volver.
Mis padres están anímicamente destrozados, apenas tienen fuerzas para realizar sus quehaceres diarios antes de sumirse de lleno en la búsqueda de su hijo desaparecido. Esto los desgasta de una manera muy visible, es por eso que no tengo tiempo que perder y debo seguir esforzándome para encontrarlo por mis propios medios.
Estas últimas dos semanas, me las pasé leyendo y practicando técnicas de meditación para tratar de entender como mi hermano pudo desarrollar la habilidad de ¿viajar? en el espacio tiempo. Aún son más las preguntas que las respuestas que pude conseguir. ¿Cómo lo hace? ¿Quiénes eran sus amigos? ¿Ellos tenían la misma habilidad? ¿Por qué al volver no lo hice en mi casa? ¿Qué pasó con mi hermano?
Y así puedo seguir... son muchas las preguntas, pero por suerte, (o no), las respuestas comenzaron a aparecer hará dos días atrás.
Estaba sentado en mi cuarto, probando algunas técnicas de meditación que fui tratando de desarrollar a partir de los libros que estaba estudiando. Luego de algún tiempo tratando de poner mi mente en blanco para lograr una relajación absoluta, pude sentir algo. Alrededor mío sentí como una suave corriente de aire que iba y venía. Seguí concentrándome en esa corriente de aire hasta que alcancé a escuchar algunos sonidos, sonidos suaves. Eran voces, pasos, ruidos de cosas u objetos moviéndose. Despacio, fui abriendo un ojo, solo un poco, para ver en dónde estaba.
Seguía en mi habitación, pero no estaba solo. A alrededor mío había cuatro o cinco personas que iban y venían. Vestían de diferente forma, pero todos tenían algo en común. Todos eran yo.
Algunos hablaban, otros salían del cuarto, entraban, se sentaban se acostaban. Me encontraba paralizado, no podía creer lo que veía, pero tampoco tenía miedo. Simplemente estaba fascinado.
Al cabo de unos segundos los sonidos fueron cesando y las imágenes fueron deshaciéndose lentamente. No entendía bien lo que había visto, y tampoco sabía bien lo que significaba, o como esto iba a ayudarme a encontrar a Eduardo. Lo único que si supe, fue que para bien o mal, a partir de ese día mi vida ya no sería la misma.
FIN
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El extraño caso de Eduardo Martínez
Ciencia FicciónHistoria corta que cuenta sobre un par de hermanos que tienen una aventura increíble en el lugar menos pensado.