Capítulo 20

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Pa' que vean que soy buena ahre

—Voy en camino.— colgué la llamada y corrí hasta el ascensor.

Cuando llegué al primer piso encendí el auto y fui al hospital que Alex me había indicado por mensaje. Pregunte en recepción por Cat, me indicaron la habitación y cuando llegué allí estaban Sam y Alex.

—¿Qué le sucedió?— pregunté en cuanto recuperé el aire.

—Cuando te fuiste, me armé de valor para decirle sobre mi relación con Sam, ambas empezamos a discutir, se le atravesó a un auto y se dio un fuerte golpe en la cabeza que la dejó inconsciente.— explicó Alex con desesperación.

—¿Pero está bien?—

—Dicen que está estable, pero no ha despertado desde hace una hora.— contestó Sam preocupada.

—Descuiden, ella se pondrá bien. Es Cat de quien estamos hablando.— intenté calmarlas con una débil sonrisa.

—¿A dónde fuiste? En el instituto parecía que viste un fantasma.— preguntó Alex y la imagen de Lena besándose con el princeso volvió a aparecer.

—Yo...— cuando empecé a hablar, un pitido descontrolado empezó a sonar de la máquina a la que Cat estaba conectada.

Los doctores llegaron, nos sacaron de la habitación y duraron 20 minutos haciendo dios sabe que con nuestra amiga. Las tres estábamos desesperadas, no nos hallábamos y caminábamos de un lado a otro. El doctor salió con sangre en sus manos ¿por qué? Ni idea, pero su rostro me decía algo que me negaba a aceptar.

—Familiares de Catherine Grant.— dijo en voz alta y las tres nos levantamos de un salto.

—¿Cómo está mi madre?— preguntó Sam intentando aguantar las lágrimas.

—Tuvimos que sacarle el riñón izquierdo... No sobrevivió a la intervención, lo siento.— explicó el hombre agachando la cabeza y yo fruncí el ceño.

—Pero si solo fue un golpe en la cabeza...— comenté algo confundida mientras Alex consolaba a Sam.

—¿Está cuestionando 5 años de medicina?— el doctor levantó una ceja indignado y yo levanté mis manos con inocencia.

—Lo siento, solo preguntaba.—

—La señora Grant pidió que las tres leyeran su testamento junto a su cadáver, por favor acompáñenme.—

Las tres caminamos hasta la habitación que tenía sangre por todos lados como si hubiera habido una masacre y nos sentamos al lado del cuerpo cubierto con una sábana blanca de nuestra amiga y madre, Cat.

El doctor nos entregó unos sobres y nos dejó solas junto al cuerpo.

—Leela tú, Kara.— pidió Sam sacando la carta.

“Mis queridas bastardas pulgosas, sé que cuando estén leyendo esto ya estaré en un lugar mejor... Espero que tomando piña colada en una playa privada con la secretaria sea mi paraíso. Pero ese no es el punto, quiero que cuando lean esta carta vean en el interior del sobre algo con lo que no pasarán hambre nunca más”.

Su sexy Cat.

Las tres miramos el interior del sobre y sacamos una cuchara de plata y casi me echo a reír.

—Hasta muerta es tacaña.— comentó Alex guardando la cuchara de mala gana.

—¡TE ESCUCHÉ!— gritó el cuerpo de Cat quitándose la sábana cubierta de sangre.

Las tres gritamos lanzándonos al suelo mientras esa mujer del demonio se carcajeaba junto al doctor que entraba llorando de la risa.

—¡¿Las viste Max?! ¡Casi mueren!— exclamó Cat entre carcajadas chocando manos con el doctor.

—¡CATHERINE JUANITA GRANT!— gritó Sam roja del coraje y ella agachó la cabeza como perrito regalado y dejó de reír.

Ahora quienes reíamos éramos Alex y yo.

—¡JUANITA!— gritamos volviendo a reír. Casi llorar de la risa.

—No les digo sus cuatro cosas nada más porque Sam me pegaría con la chancla.— refunfuñó cruzándose de brazos.

—¡¿Por qué nos hiciste esto?!— exclamó Sam colocando las manos en su cintura.

—¡VENGANZAA!— soltó como si fuera un grito de guerra. —Me mintieron por dos meses sobre su relación.— nos señaló a las tres.

—¿Y yo que tengo que ver?— me señalé limpiando mis lágrimas esta vez eran de risa.

—Tu fuiste quien me lanzó el sable de luz para que quedara inconsciente.— me acusó cruzándose de brazos.

—¿Osea que no perdiste la memoria ese día?— preguntó Alex impresionada.

—No, las escuché mientras peleaban. Sólo fingí que la había perdido para ver cuando te digna as a decirlo, alíen.—

—Bueno, lo siento. Pero cada persona que se acercaba a Sam termina a con tu pie en el trasero, tenía miedo.— explicó Alex tomando la mano de Sam.

—¿Ahora tienes algo que decirme, Danvers?—

Alex respiró profundo y entrelazó su mano con la de Sam mirando fijamente a la mujer en la camilla.

—Amo a tu hija, Cat. Quiero cuidarla, respetarla y amarla por el resto de mi vida... ¿Podrías darnos tu bendición?—

Cat sonrió y se levantó de la camilla abrazando a ambas chicas.

—Claro que sí, alíen... Pero rómpele el corazón y te saco los ojos mientras duermes.— advirtió con una sonrisa macabra y Alex asintió con miedo.

Yo sonreí débilmente, al menos mi hermana era feliz al lado de la mujer que quería. Cat se separó del abrazo y descubrió que no estaba tan feliz.

—¿Todo en orden, Kara?— preguntó viniendo hasta mi.

Cuando la miré a los ojos me rompí y empecé a llorar mientras ella me abrazaba.

—¿Qué sucedió?— dijo con voz suave mientras acariciaba mi espalda.

—Lena... Y Oliver...— solté como pude en medio de lágrimas.

—Entiendo, pequeña.— susurró Cat abrazándome con fuerza hasta que paré de llorar.

—No sabe de lo que se pierde.— Alex me abrazó por los hombros y sonrió.

—Alex tiene razón, ella prefirió a ese engreído que solo tiene billetes para presumir. Tú tienes encanto único, Kara.— Sam también vino a abrazarme.

—Mira el lado bueno, te liberaste del contrato, eso significa... ¡NOCHE DE PUTAS!—

—¡SIII!— gritó el doctor quitándose la bata y uniéndonos en un abrazo grupal que me hizo reír.

—¡Tú estás casado, Max!— exclamó Cat rompiendo el abrazo.

—¡Mi mujer tuvo un bebé y no podemos hacer nada!— respondió el hombre y al parecer Cat se compadeció de él.

—De acuerdo, vámonos. Debo quitarme todo está sangre falsa.— empezamos a caminar hasta la salida.

—¿Quién dice que es falsa?— Max se cruzó de brazos y Cat abrió sus ojos como platos.

—¡MAAAX!—

Pιzzα  ↳supercorp. (ADAPTACIÓN) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora