Pasaron días desde la última vez que hablé con la doctora, no sabia lo que pasaba, cada vez que mi padre me visitaba una enfermera le hablaba y me dejaba sola en la pequeña habitación del hospital, y cuando entraba notaba una pequeña tristeza en su rostro, pero rápidamente la quitaba diciéndome que, pronto saldría de aquí, que no me preocupé, que todo saldrá bien, pero yo sabia que eso no era cierto.
Una tarde desperté con un dolor de cabeza insoportable, me levanté de la camilla y me senté, pero los cables me impedían levantarme, aranco algunos cables, estoy harta de que no me digan lo que está pasando, cuando conseguí mantenerme de pie, intento apoyarme en la pequeña mesita circular, pero empieza a marearme y pierdo el equilibrio, caigo al piso junto con la mesita de madera cuando cae hace un ruido, miro que alguien abre la puerta, es una enfermera me ve tirada y le habla a alguien, poco a poco mi vista se nubla más y ya no alcanzo a ver, y me quedo inconsciente en el suelo.
-Elizabeth, hija ¿como te encuentras?.- pregunta mi padre preocupado.
-¿no se, dímelo tú?-contesto irritada.
Me mira sorprendido y a la ves dolido por mi respuesta.-se que tienes muchas preguntas pero... creo que es mejor no decirte...- levantó la mano haciéndolo callar.
-Dime que me pasa ¡¡TENGO DERECHO A SABER LO QUE ESTA PASANDO CONMIGO!!-estava desesperada y enojada. Me mira con preocupación pero también algo aturdido por mi reacción.
-Eh... este... hija, yo tengo que hablarle a la doctora para que te explique mejor... ahora vuelvo.- agacha la cabeza y sale de la habitación dejándome sola. Malditasea por que no se atreve a decírmelo el mismo que tan malo puede ser...
Se habré la puerta y entra la doctora.-Elizabeth llegó la hora de decirte la verdad.- me mira, pero no puedo saber si esta triste o decepcionada pero hace un gran suspira antes de continuar.- tu tienes...- antes de que terminara de decir lo que me pasaba vomité fuerte tanto que me dolió la cabeza la doctora fue hablar algunas enfermeras para que limpiaran y se acerca a mi.
-Estas bien?
-Solo...-la tomo del brazo-solo dígame que es lo que tengo.- me mira y después suelta otro gran suspiro.
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Para la chica más fea
Teen FictionAlan es un joven de 18 años que por una estraña razón empieza a escribir cartas a una joven pelirroja con pecas, el siente algo por ella, pero no quiere aceptar ese sentimiento por ella, así que le dice que es la chica más fea. "Para la chica más f...