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Un día, Jackson aviso que pasaria por mi a la escuela, ya que queria que lo acompañara a algún lado, así que acepte.

Al terminar las horas escolares, salí, en la acera estaba el bonito auto de Jackson, con él recargado en el cofre de brazos cruzados y lentes oscuros, tan guapo como siempre.

Algunas chicas se le acercaron, aquellas bonitas de piel blanca y faldas, él se veía bien a su lado, encajaban perfectamente. Mire a mi lado, por el reflejo de una puerta de vidrio me vi. Yo usaba un jeans, tenis y sudadera, mi cabello estaba sujeto en una coleta alta y ni siquiera me había molestado en poner un poco de corrector en mis ojeras.

Jackson no debería de gustar de mi, él debería estar con alguien como esas chicas; y no alguien como yo, muda, descuidada y loca.

Me coloque mis lentes negros, para que no pudieran ver mis ojos a nada de llorar, camine al auto.

-Hey, Holly.- Jackson me miro y las chicas igual, él tenia una sonrisa en sus labios y ellas una cara de asco.

Sin decir nada, me subí del lado del copiloto y espere a que Jackson dejara de hacer amistad. Él subió rápido y me miro.

-¿Estas bien?.- pregunto.

Yo asentí.

-¿Puedes quitarte los lentes?.

Lo hice.

-Mira que hermosos son.- me sonrió y yo hice lo mismo.- ¿Lista para la nueva aventura?.- pregunto y yo asentí.

No fue una nueva aventura, fuimos a su casa pues por primera vez, BamBam iba a cocinar y quería que presenciara su fracaso.

Estos chicos de verdad me hacían sentir bien, olvidarme de mis problemas y sentirme segura.

Los siguientes semanas fue normal, escuela, casa, ver a Jackson e ir al psicólogo.

Las noches eran menos abrumadoras, estaba aprendiendo a vivir con las voces; desde aquella vez en el parque, no volví a presentar autolesiones.

Hoy viernes, Jackson volvió a decir que pasaría por mi, así que esta mañana, decidí cambiar un poco mi estilo tradicional.
Me puse un vestido blanco con lunares negros y unos tacones negros, me deje el cabello suelto y lacio, y un maquillaje más elaborado que en ocasiones anteriores. 

El día entero, fueron miradas, algunas asombradas y otras morbosas, pero lo deje pasar.
A la hora de la salida, Jackson estaba ahí y las mismas chicas igual.

Anda, ve y muestrales a esas perras que puedes ser mejor que ellas, que él es tuyo y que no las necesita.

Mi caminar se volvió un poco más pronunciado, mis anchas caderas ayudaban y entonces, me sentía maravillosa, como si de una pasarela se tratase.

-Jackson.- lo llame a unos metros de distancia. Voltearon.

-Hola, bonita.- dijo sonriendo, se levanto del cofre y paso entre las chicas hasta llegar a mi. Yo me acerque y bese sus labios castamente, al separarnos, él sonrió y me abrazo de la cintura mientras volvía a besarme.- Debo admitir, que me encanta como te ves cuando usas vestidos y tacones, pero prefiero que a la escuela vengas como siempre, no soporto la mirada de todos estos imbéciles en ti.

-Yo me quiero ver bonita.- le dije en susurro.

-Eres perfecta hasta en pijama.- me beso.- ¿Nos vamos?- yo asentí.

Fuimos al centro comercial, pasamos por un café y acompañe a Jackson a unas compras que debía hacer, como unos trajes, zapatos, camisas y uno que otro gusto que no necesitaba.

I miss you.- Jackson Wang.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora