2 - Ostizabal y sus españoles

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-¿Qué hostias fue eso?- jadeó el General Ostizabal, ocultándose detrás de unas rocas.

-Argentinos- respondió no muy inteligentemente el arcabucero Rodriguez.

-¿Dónde está nuestro estandarte?

-Lo he perdido.- contestó Rodriguez frunciendo el ceño como esperando una bofetada.

-¿Usted me esta diciendo que hemos perdido el paño sagrado de la Corona?

-Esteee...

-¿Usted, reverendo mequetrefe, osa decirme en mis propias barbas que el enemigo se ha adueñado de nuestro estandarte sin siquiera haber herido a quien lo portaba?

-Bueno en realidad no lo robaron...

-¿Ah no? ¿Y dónde está el artilugio en cuestión? Maldito chapucero.

-Ahí.- respondió el arcabucero señalando el centro del valle.

-Ahora comprendo.- la voz del General había recobrado la suavidad aterciopelada que lo caracterizaba. –Se le ha caído.

-Exacto. Usted comprenderá que la situación a sido caótica y...

-¿Y qué espera para ir a buscarlo, idiota?- Gritó Ostizabal

-¿Qué? No, ni loco.

-¿Se atreve a discutir mi autoridad?- Nuevamente su voz era suave, pero esto ya no engañaba al arcabucero que desesperadamente buscaba una excusa convincente para no ir al centro de tiro.

-Nada de eso mí General, pero debe entender que sería un blanco fácil para los argentinos y creo que no estamos en condiciones de sufrir baja alguna.

Ostizabal reflexionó unos segundos y para tranquilidad de su subordinado agregó:

-Tenéis razón. Hasta un jilipollas como tú nos hace falta para sortear este difícil momento.

-Y yo he contado como trescientos argentinos.- agregó Rodríguez.

-No me mienta idiota que ya se ha salvado.

BoliguasWhere stories live. Discover now