capítulo 8

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Seungmin se quedó, él hiba a pasar por el castaño. Posiblemente en la madrugada, tan rápido ya era de noche.

Simplemente la presencia del mayor le molestaba, sin más se quedó.

Jisung se encontraba en una batalla mental. ¿Qué cosas aparte de rogarle a Minho haría allí? Él solo iba a sonsacarlo para que accediera a enseñarle más trucos, no iba a tomar, y a decir verdad el nunca había tomado, ni fumado, no tenía esos intereses, ni sabía el motivo por el cual las personas tomaban o fumaban.

No iba de parranda, ni a ponerse pedo, solo a... ¿seguir o convencer a Minho? Simplemente no lo sabía ya bien con claridad.

El pelinegro estacionó su auto una o media cuadra antes de dónde se encontraba la “celebración”, desde ahí podían sentir las vibraciones de la música electrónica y un ligero sonido a este.
Ambos salieron y el mayor aseguró su auto, por si acaso.

Cerca del lugar ya se encontraban personas pasadas, algunas tiradas simplemente en la acera, unas comiéndose la boca recargados sobre sus autos, y otros ya dentro, posiblemente follando.

Para Minho era algo normal, ya que pasó sin darle importancia, pero para Jisung era lo contrario, y no era que no hubiera visto a personas borrachas por sus rumbos, o a sus ex compañeros de clases comiéndose, no a esos extremos. Los miraba algo aterrado y asqueado.

Y ni se diga cuando entraron al pequeño bar. Un lugar algo pequeño, iluminado con tenues luces neón, rojas, moradas, azules y amarillas, estratégicamente acomodadas acompañadas con una esfera al centro que irradiaba diferentes colores a todas partes, como si de una discoteca se tratase.

Nuevamente, Jisung se sentía asqueado, con náuseas.

En el lugar abundaba muchísimo la esencia del cigarro mezclado con el olor del alcohol y posiblemente droga.

Chicos vomitando en cubetas todo lo que pudiesen, personas bailando que rozaban cuerpo con cuerpo al compás de la música con personas que posiblemente no conocían, algunos consientes, algunos pasados, mareados, todo tipo de variedad.

Hacía un inmenso calor, o al menos así lo sentía Jisung, viendo a personas sudando, el lugar no era muy grande, algo amplió sí, pero no tenía una buena salida de aire, por eso mismo todos los olores se concentraban, aunque el menor no tomase, saldría oliendo a como si lo hubiera hecho, todos esos olores se le impregnarían a su ropa, cabello y a todo se ser.

Estaba casi a reventar, excepto la barra de bebidas que se encontraba algo vacía.

El menor perdió a Minho de su vista.

Lo primero que pensó tal vez sería que fue de casería para conseguir a alguien con quien pasarla bien. Sólo un polvo y adiós, así veía al mayor 

Pero no, Minho llegó por atrás con dos vasos llenos de un líquido entre azul y verde, con escarcha en el borde color amarillo y hielos.

—Yo no bebo, lo siento.– soltó el menor rechazando la bebida de dudosa procedencia. Minho sólo frució levantó una ceja, tenía que ser una broma.

—Quieres convencerme, ¿no es así?– preguntó divertido.– Además, no es fuerte y no le hecharon nada, tenlo por seguro.

El castaño tomó la bebida con algo de desconfianza, el no sabía tomar, nunca lo había hecho, y por lo que veía en películas no era nada bonito la primera borrachera.

Tomó lentamente y sintió su boca y garganta quemar, quería escupirlo pero rápidamente sintió un sabor dulce, proveniente de la escarcha y ya la mayoría del líquido revuelto. Indescriptible en cierta forma.

R e p u t a t i o n ; Minsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora