Capitulo 3

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*Ya vieron la foto, asi es como quede despues de leerlo :v*

Calle


Ma-ta-do.

Yo había asesinado a un hombre.

El pánico se apoderó de mí. A mí alrededor todo lucía tan confuso.

Sólo pude reparar débilmente en los hombres que entraron corriendo, guiados por Paula, en el griterío que inundó el lugar, y en Pocje, que me tomaba en brazos, hablándome.

No podía oír lo que decía. Sólo veía sus labios moverse frente a mí, como en cámara lenta.

Las imágenes estaban distorsionadas, y comencé a hiperventilar.

Poche seguía hablándome, con los ojos fuera de lugar.

Luego todo se volvió negro

.

Alguien estaba acariciando mis cabellos acompasadamente.

Poche, era Poche. Me abrazaba por detrás, mientras me consolaba tiernamente.

Olía a casa.

Me giré entre sus brazos, y me encontré de lleno con sus preciosos ojos verdes y su rostro, algo más pálido de lo normal.

Poche no dijo nada, y yo tampoco lo hice. Nos miramos durante minutos, en silencio, evaluando el estado del otro sin decir palabra.

Sin previo aviso, el horror me golpeó con fuerza.

-Sh, tranquila.-Poche me estrechó contra su pecho, mientras sollozos desgarradores escapaban de mi pecho sin control.

-A.. Anto.-Logré susurrar entre lágrimas.

-Está con German, dejé a cinco guardias protegiendo a German cuando nos fuimos. Los llamé, nada sucedió allí.

Me sentí más aliviada, pero el espanto seguía allí, muy presente.

-Mis manos.-Murmuré, contemplando las palmas de mis manos con los ojos muy abiertos.

-¿Qué sucede con ellas?

-Están manchadas de sangre.-Susurré, y Poche las tomó entre las suyas, acercándolas a su boca para besarlas, primero una y luego la otra.

Las levantó, examinándolas cuidadosamente.

-Yo no veo ni una sola mancha en ellas.-Declaró cuando hubo terminado, y volvió a estrecharme entre sus brazos.

Rendida, me dejé rodear por aquella bruma de dolor, sollozos y palabras de consuelo susurradas.

-Esto tiene que parar.-Susurré finalmente, cuando mis ojos ya estuvieron irritados por tantas lágrimas derramadas.

-Ya hablamos sobre esto.-La sentí tensarse bajo mis manos, pero su voz no sonó brusca como pensé, simplemente decidida.

No lo haría.

No lo intentaría.

-Necesito darme un baño.-Mascullé, y ella se relajó ante el cambio de tema.

Se incorporó conmigo en brazos, y me cargó hasta el cuarto de baño.

Con paciencia, me ayudó a despojarme de mi vestido, y luego me miró fija.

-¿Quieres que me valla?

-No.-Respondí al instante.-Quédate.

La necesitaba ahora.

Mía || Adaptación Caché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora