Calle
Cuando llegamos a mi cuarto en el hotel, Poche se sentó en la cama con Anto en brazos, arrullándola para que cayera dormida.
-Siento haberme ido, Poche.-Susurré desde el marco de la puerta que daba al baño.
Mi Peliazul levantó la cabeza hacia mí, y luego de unos segundos me sonrió suavemente.
-Lo sé. Cuando te fuiste estaba tan enfadada contigo, amor. Lo único en lo que podía pensar era en buscarte, encontrarte, llevarte a rastras a casa si era necesario y encerrarte en la habitación hasta el fin de los días.-Me mordí el labio, sabiendo que realmente había pensado en hacerlo. Poche no era de las que hablaba porque sí.-Pero me hiciste abrir los ojos, amor. Y eso nunca hubiese sucedido si tú no hubieras hecho esto.
Asentí lentamente, sintiendo como un peso que cargaba en mi corazón desaparecía.
-Voy a tomar un baño.-Murmuré acercándome a ella, besando sus labios y luego la frente de mi pequeña.
Poche asintió, y cerré la puerta del cuarto de baño detrás de mí.
Luego de desnudarme y llenar la ducha de agua caliente, me sumergí en ella soltando un suspiro de alivio.
Este día había sido agotador, y no quería ni pensar en el bombardeo de preguntas con las que me llenaría Lisbeth al llegar mañana a la librería.
Cerré los ojos y reposé la cabeza hacia atrás, preguntándome qué sucedería ahora.
Poche no me había dicho si nos llevaría con ella, o se quedaría, o si se iría dejándonos aquí.
La idea de verla partir me impacientaba. No podía verla irse, no podía alejarme de ella otra vez.
-Con permiso.-Abrí los ojos cuando la voz de Poche sonó cerca de mi espalda, y me senté dentro de la bañera para sonreírle.
Mi novia, preciosamente desnuda, se sumergió en la bañera también, detrás de mí, y me rodeó con sus brazos apretando mi espalda con fuerza contra su pecho.
Adoraba estar aquí, sintiendo cómo su fuerza y seguridad me hacían a mí más fuerte.
Poche era la mejor compañera que hubiese podido desear para mi vida.
Era tan fuerte y protectora, y podía llegar a ser tan posesiva y dominante que me hacía querer gritar. Pero también era increíblemente tierna cuando quería. Generosa y fiel. El amor de toda mi vida.
-¿Ya terminó todo?-Murmuré esperanzada.
Poche inspiró hondo, y supe que no. Nada había terminado.
-Acabé con Mario. Lo que hizo la otra noche fue por lo que yo hice con Marco, su 'mentor'.-Respondió mientras acariciaba mis brazos con la punta de los dedos, haciéndome estremecer.-Pero hay muchas otras cosas por hacer. Ninguno de mis socios está muy feliz con esto de mi 'renuncia, ya sabes...
-¿Están intentando matarte?
-Un par de ellos.
-¿Acaso nunca se va a acabar?-Protesté, dejando mi cabeza caer sobre su hombro.
Poche me estrechó mas fuerte entre sus brazos y besó mi cabeza una vez.
-Sí lo hará, te lo prometo, amor.-Murmuró contra mi cabello.-Te amo.
Me giré entre sus brazos, y la abracé con fuerza.
El miedo que sentía por ella era devastador, y realmente, no creía poder soportarlo mucho tiempo más.
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Mía || Adaptación Caché
FanfictionSecuela de Suya: Maria Jose Garzon tiene a su hija y al amor de su vida junto a ella. Nada puede andar mal... ¿O sí? En la mafia, los problemas no son algo que se ausenten por mucho tiempo, y cuando ciertas realidades golpean duro a la pareja, ¿Podr...