Calle
Vale sollozó una vez más sobre mi hombro, y yo la estreché más entre mis brazos, dejando que un par de lágrimas también se deslizaran por mis mejillas.
-Él estará bien, Vale, ya lo verás.
Otro sollozo. Miré a Pau desde el asiento trasero del coche, y ella, desde el asiento del conductor, me miró con los ojos muy abiertos.
Estaba nerviosa, y yo también lo estaba.
Estar aparcadas detrás de la casa de Brian Cast no era lo más seguro que podía hacerse, pero no pensaba largarme hasta que Sebas y la estúpida de la madre de mi hija aparecieran por aquel camino de tierra que guiaba al jardín trasero de Cast.
Vale sollozó otra vez, y yo sentí un nudo cada vez más grande formándose en mi estómago.
¿Porqué no aparecían de una vez y nos largábamos de allí? ¿Estaría bien Sebas? Por favor, que lo esté.
Lo único que deseaba en aquel momento era verlos aparecer y poder por fin buscar a mi niña de vuelta y comenzar nuestra vida de nuevo. Una vida normal.
Treinta minutos más pasaron, y Pau miraba el espejo retrovisor casi con espanto. Vale temblaba en mis brazos y yo lloraba silenciosamente. De tristeza, enfado, e impotencia.
-¡Allí!
Los tres ocupantes del coche nos giramos con tanta brusquedad que Vale consiguió de alguna manera golpearse la cabeza contra el techo del auto, pero ni siquiera se inmutó, y soltó un gritito de alegría cuando identificó a las dos personas que venían corriendo hacia el coche.
Poche y Sebas.
Inmediatamente, la morena se lanzó a a puerta del auto, pero la sostuve por el brazo.
-Espera.- Con un dedo señalé detrás de los dos hombres.
En las sombras de la noche, otras dos figuras venían corriendo detrás gritando improperios.
-¡Arranca el coche, Paula!-Pau obedeció de inmediato, y no llegó a suceder un segundo antes de que un desastre ocurriera dentro del auto, cuando Sebas abrió la puerta del asiento trasero y se lanzó dentro del coche, al mismo tiempo que Poche se lanzaba en el asiento del acompañante.
-¡Sal de aquí, ahora!-Exclamó Poche, y el coche salió corriendo de allí, levantando una nube de tierra detrás nuestro.
Me dejé caer sobre el asiento, respirando hondo por primera vez en mucho tiempo, y sonreí al ver a Vale y Sebastian abrazándose con fuerza al lado mío.
Miré hacia adelante, fijando mi vista en la nuca de Poche, delante mío.
Cómo hubiera deseado que me abrazara muy fuerte entre sus brazos en aquel momento, que me dijera cuánto me amaba y que me asegurara que todo estaría bien ahora. Justo lo que Sebas estaba haciendo con Vale. Todo lo contrario a lo que ella había echo.
Una nueva oleada de rabia me recorrió por completo, y como sí la hubiera llamado, Poche se giró y me miró por encima del hombro.
No pude interpretar su mirada, así que desvíe la mía y me concentré en la ventanilla, deseando con todas mis fuerzas que no notara la lágrima que se deslizó por mi mejilla derecha.
.
Media hora más tarde, Pau aparcó frente a la casa de Sebas y Vale, y se marchó su hogar.
-¿Se quedarán aquí?
-No, iremos a buscar a Antonia ahora mismo.
-Poche, deben estar cansadas.
-¿Tú estás cansada?- Por primera vez desde que salimos de allí, Poche se dirigió a mí, y yo negué levemente con la cabeza, sin siquiera mirarla.- ya ven, iremos por Anto ahora, Sebas, ¿Me prestas tu coche?
ESTÁS LEYENDO
Mía || Adaptación Caché
FanfictionSecuela de Suya: Maria Jose Garzon tiene a su hija y al amor de su vida junto a ella. Nada puede andar mal... ¿O sí? En la mafia, los problemas no son algo que se ausenten por mucho tiempo, y cuando ciertas realidades golpean duro a la pareja, ¿Podr...