¿Cómo debemos sentirnos cuándo perdemos a nuestros seres queridos?
Nadie nos prepara para algo tan duro, nadie nos enseña como podemos matar a ese dolor tan profundo que siente nuestra alma.
Cuando la soledad, la rabia y la incertidumbre nos visita...
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¿Por qué a mi?... aún no lo sé.
Esa es la típica pregunta que todos nos solemos hacer.
Hablan de ti como si fueses bella, ¿pero realmente lo eres?
Hablan maravillas sobre ti, de lo bonito que es levantarse, de lo bonito que es vivir el día a día como si fuese el último de nuestras vidas.
¿Notas mi tono?, ¿crees qué te estoy alabando cómo mereces?
Ya no sé que pensar sobre ti, sobre lo que me dicen de la vida.
¿Eres nuestra amiga?, ¿eres la buena de la película?
No estoy segura de quien es el malo en mi vida... si tú, o la misma muerte.
¿Estoy siendo cínica contigo?, ¿acaso no eres tú una hipócrita conmigo?
¿Sabes qué?, ahora mismo estoy tan enfadada contigo, con todo lo que me rodea, que me importa una mierda si te molesta que lo sea.
Me importa muy poco si me castigas, no creo que vayas a joderme más de lo que ya has hecho.
Hoy voy a ser una maldita insolente, una malcriada contigo, porque así es como me siento en estos momentos.
¿Y sabes por qué?, porque has sido una perra conmigo y con muchos como yo.
Tranquila, tengo tiempo y es que hoy me siento más fuerte que ayer y todo para decirte a la cara lo que pienso sobre ti.
Pero hoy no serás la única, también tengo para otros que te acompañarán en mis angustiosas palabras, no serás la única a la que agradezca estas malditas letras.
No voy a preguntarte, no quiero respuestas, es tarde... y ya no necesito saberlo.
Solo quiero que sepas lo rota que me siento, lo perdida que estoy, por si aún te quedaban dudas de mi maldito sufrimiento.
Has roto mi corazón, ya no lo siento vivo.
Mataste parte de mi ser, parte de mi... murió ayer y por eso apenas late.
No quiero pensar si realmente gozas con hacerme sufrir... porque me lo dejas claro cada día que pasa.
Ya no sé a quien temer, si a ti... o a la misma muerte.
Querido Dios, también tengo algo que decirte.
Sabes, a veces me pregunto qué clase de Dios eres.
No creo que sea la única que lo piense, tampoco creo que sea algo que no sepas.
Estoy tan enfadada contigo, con la vida, con la muerte, conmigo misma.
