*SIGNORE MASCHERATO, I. V.*

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Antes de que leas debo aclararte qué, no es un capítulo, es un regalo para mis fieles mariposas enamoradas del señor enmascarado. Es un bonus de Belleza Oculta, que les permitirá conocer un poco más sobre nuestro misterioso bombón enmascarado. No tengo intensiones de narrar capítulos desde su perspectiva, pero he querido complacerlas un poco con este pequeño relato.

Dedicado a mi hermosa mariposa: positozoro
Ganadora de la dinámica de Instagram en la cuenta oficial del grupo Hardymariposas.
Gracias por participar y espero que te guste, cariño.

Mujeres, divinas mujeres cubriendo el mundo con su magnífico elixir

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Mujeres, divinas mujeres cubriendo el mundo con su magnífico elixir.

Desde pequeño mi padre me ha enseñado a mirarlas, adorarlas y venerarlas tal y como son. Recuerdo como me explicaba con absoluta paciencia sobre la esencia femenina, el único e irrepetible elixir que contiene cada mujer. Papá decía que no había que criticar el frasco donde se hallaba tan magnífica bebida, nuestro deber como hombres era amarlo sin reservas, unos eran grandes, otros curvados, unos más delgados, de diferentes colores, con marcas del pasado, y otros sin estrenar, pero que en ello no se encontraba lo más importante de una dama, sino dentro, su esencia, sus sentimientos, su corazón.

Cuando me hice adolescente, comencé a comprender lo que con sabias palabras él me decía, no debía juzgar a las mujeres por sus cuerpos, todos eran perfectos, porque dentro de ellos aguardaba un puro corazón esperando ser acogido y amado. Los ojos de mi padre brillaban orgullosos al saber que comprendía por fin su valiosa enseñanza, y continuó con la segunda parte de lo que yo llamaba, lecciones de como venerar a una mujer. Mi padre me explicó, que los ojos eran las ventanas del alma, si quería saber algo sobre una mujer debía mirar sus ojos, porque ellos no podían mentir, lo comprendí bien, y mi mentor se sintió nuevamente orgulloso de mí.

Una noche, años después, agitado, luego de haber probado la carne femenina hasta el cansancio, le pregunté a mi mentor, —¿Cómo hago para que una mujer libere su esencia para mí? Ya he besado a muchas, les he profesado mis sentimientos y he intimado también, ¿cómo hago para que se sienta única y especial y me libere su elixir femenino?

Recuerdo muy bien su sonrisa, como profundizaba las arrugas en sus ojos al achinarse, y sus blancos dientes reluciendo tras sus labios. Él le dio un sorbo a su bebida, y con máxima sinceridad me respondió:

—Hijo mío, para que una mujer sea única y especial y te premie con su esencia solo dependerá de ti.

—No entiendo —respondí confundido. A lo que papá volvió a sonreír.

Belleza Oculta (Serie: LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora