Prólogo

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Una resplandeciente y nueva placa se posaba en la camisa amarilla de un nuevo empleado del local. En ella se podía leer con letras rosas el apellido "Jeon". Quién en esos momentos miraba entretenido una mancha en el suelo.

— Mmm, ¿Disculpa...? —murmuró una voz frente al mostrador interrumpiendo los pensamientos del empleado castaño oscuro. Sus ojos subieron del piso (que era sumamente interesante para él a esas horas) hasta posarlos frente a si.

Y entonces, tan rápido como su vista chocó con el dueño de aquella voz, quedó embobado en tiempo récord. Aquel chico de piel canela y cabellos castaños que apenas asomaban bajo el gorro de un esponjoso suéter de peluche café lo miraba con unos ojos negros perdiéndolo en un vacío infinito, el resto de su rostro era cubierto por un cubrebocas negro, pero solo le bastaron dos segundos para perderse en aquellos pozos oscuros, para que su respiración parase. Su garganta se secó enseguida y tuvo que tragar pesado para poder seguir respirando. Suspiró bajo sintiendo su pecho desvanecerse, la sensación más rara en su vida si le preguntaban al bonito chico, que contestó con voz perdida y ojos brillantes— ¿Qué va a ordenar?

— Dos donas con glaseado de chocolate, un café mocha y uno expreso, por favor. —la mirada del empleado no se despegó del chico frente a él, aún cuando este había dejado de hablar.

Se mantuvo mirando la tersa piel que apenas se dejaba ver y las largas y oscuras pestañas en sus párpados. Al menos hasta que el otro chico aclaró su garganta incómodo, al instante Jeon bajó la cabeza mientras sentía sus mejillas arder en color rojo.

— Sí, claro, disculpa, en un minuto estará listo su pedido, ¿Para llevar? —posó su mirada de nuevo en la del suéter bonito que le sonrió tiernamente achicando los ojos en medias lunas. Una sonrisa que aúnque no vió, pateó con mucha fuerza su estómago y causó una en sus propios labios.

— Sí, por favor.

Se dió la vuelta rápidamente con dolor de pecho y una pequeña sonrisa apenada por mirar tanto a aquel lindo chico, empezó a preparar la orden apenas recibida con el pulso golpeando en sus oídos. Al meter todo en una bolsa de papel con el logo de la tienda cuidadosamente y de manera organizada fue hasta el mostrador y se dirigió frente a quien aún lo mantenía atontado y con manos temblando.

— Aquí está su pedido, serían ₩11.165. —entregó la bolsa de papel incapaz de mantener contacto visual por más de dos segundos.

— De acuerdo. —con una rápida mirada volvió al rostro del chico mientras sacaba el dinero de uno de los bolsillos de su pantalón.

Acto que fue interrumpido por el timbre de un teléfono, una llamada. El cliente sacó su celular de su suéter con rapidez y contestó de manera suave. Jungkook pudo notar el temblor en sus manos.

— ...es lo que estoy haciendo... —la carita del chico se volvió una mueca ¿preocupada? ¿culpable?— ...no, llego en cinco minutos, espera... —sacó de su bolsillo trasero un billete que sobrepasaba la cifra del costo y lo dejó sobre el tablero con prisa al tiempo que tomaba la bolsa y se giraba a la salida— ...no, por favor, ya estoy por llegar... —la voz de aquel tierno chico desapareció con cada paso que daba. El corazón de Jeon aún martillaba.

Y de esa manera, sin siquiera devolverle la mirada una última vez, el chico de esponjoso suéter salió de la tienda, dejando a nuestro nuevo empleado confuso ante un desconocido e intruso peso de desilusión en el pecho. Aunque supiera que era estúpido sentir algo por quien viste durante 3 minutos.

Suspiró, tomó el dinero y lo guardó en la caja registradora. Claro, tomando su propina.

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Physics Pink ❤️

Black Eyes ||KookV|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora