Seis

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Al fin me estaba adaptando a mi nueva vida, claro, después un mes y medio no te queda de otra.

Me encontraba, como todos los miércoles a las 6:00pm en la cafetería, mirando la entrada tras el mostrador y de vez en cuando jugando Tetris en mi celular, un juego viejo, sí, pero entretenido. A estas alturas Yugyeom ya tenía entendido mi crush hacía el castaño, según él, ponía cara de idiota cada que lo veía y ya le era una costumbre hacerme burla con él, ya que casi todos los días venía. Yo seguía sin saber su nombre, a veces lo atendía yo y me perdía admirando sus hermosos ojos o labios si no llevaba cubrebocas, cuando no lo atendía yo, igual me perdía en él así que de cualquier forma era lo mismo.

Hoy nos tocó tanto a Yugyeom como a mí estar en las cajas registradoras, rara vez pasaba pero era muy divertido. Mientras él me platicaba una anécdota sobre su espantoso día anterior y yo me reía de sus desgracias, la pequeña campanilla sobre la puerta sonó, llamando mi atención. Al ver al chico castaño con mejillas y naricita sonrojadas por el frío, mi estómago se encogió al tiempo que mi respiración se paraba y mi vista se clavaba en él. ¡Oh mi Dios, estaba viniendo hacia mi caja! No a la de Yugyeom, ¡A la mía!

— Buenas tardes. —me sonrió, oh extrañaba su voz. ¡Dios me sonrió! ¡Oh, me voy a desmayar! Mi corazón está latiendo como desgraciado, ayuda. ¡Gritos internos, ah! No, no queremos parecer estúpidos, Jungkook actúa normal. Ya deberías estar acostumbrado y controlado.

Y se suponía que eso debía hacer, pero de alguna extraña y sobrenatural manera mi lengua se soltó.

— Dos donas de chocolate, expreso y mocha. —sonreí idiotizado con mi mejilla recargada sobre una de mis manos que a su vez estaba recargada en el mostrador. Él me miró con los ojos el doble de abiertos y cejas alzadas.

Juro que esta vez sí quería ser tragado por la maldita tierra, sentí como el calor se colaba en mis mejillas enrojeciendolas mientras Yugyeom se atragantaba con su risa. Me reincorporé y aclaré mi garganta. Arreglalo, Jungkook ¡Arreglalo, Jungkook!

— Ah, perdón, es solo —sí, idiota ¿Qué piensas decir ahora?— tú eres como un cliente favorito... —sus cejas se fruncieron, ¿Una expresión de miedo? No por favor. Hola dios, soy yo de nuevo— Digo, no favorito, recurrente, —vi un pequeño puchero cuando dije aquello, realmente quería arrancarme los cabellos— o sea, sí eres favorito pero también recurrente ¿Sabes? Ah, solo, solo... —sonreí para no llorar debido a mi estúpidez— ¿Estoy en lo correcto? —asintió con una sonrisa algo apenada o ¿Forzada?

— Bien. —sonreí con ganas de llorar, bravo Jeon— Ahora salen.

Me giré hacia las donas con los puños apretados y ojos cerrados con fuerza. ¡No puedo ser más imbécil! Esto era genial, en serio, no me creía capaz de ser tan idiota, adivinen qué; me superé. Bufé mientras tomaba las pinzas y metía las donas en sus cajitas (por cierto, 100% ecofriendly) y cerraba estas con cuidado aún si quería aplastarlas y saltar sobre ellas hasta que solo fueran puré.

Quería llorar o gritar. Que perfecta primera plática con tu crush. Respiré profundo mientras el café caía en los vasos desechables hasta que estos se llenaron.

— Aquí está. — hablé bajo dejando la bolsa frente al castaño incapaz de mirarlo a los ojos. Huyendo inmediatamente a la caja sin despegar los ojos de los botones númericos. — Serían ₩11.165.

El castaño me tendió la cifra junto a una propina.

— Me alegra ser un cliente favorito. —rió y enseguida escuché su voz, mis ojos se posaron en él, estaba tomando sus cosas con aquella hermosa sonrisa cuadrada y extraña mientras mi corazón comenzaba a martillear contra mi pecho y mi respiración se atoraba— Hasta luego.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2020 ⏰

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