Cap 1 - Eidrian y Nathan.

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Frente a un espejo se encontraba un chico de no más de 17 años, alto y delgado, pero en buena forma, con piel blanca y tersa, cabello castaño claro no muy largo y unos hermosos ojos color avellana. Había  que admitir que era muy guapo, capas de enamorar a cualquiera y eso, él lo sabia. 

Se estaba dando un ultimo vistazo antes de salir aquella mañana fría; El clima no le ayudaba en mucho y no era uno de sus favoritos, de hecho, odiaba el frió y la lluvia. Él creía que era un clima muy triste, algo que no combinaba para nada con él, el chico alegre que siempre tiene una sonrisa en su rostro.

- Eidrian, se te hace tarde - Le grita su madre.

Tomando sus cosas sale de su habitación y va a la cocina donde se encuentra su padre sentado en la mesa leyendo el periódico como todas las mañanas y su madre preparando el desayuno. 

Su padre era un empresario reconocido y adinerado, siempre estaba ocupado, pero a pesar de eso siempre buscaba tiempo para su hijo y su esposa; Su hijo era su orgullo, gran estudiante y fabuloso atleta. Un chico bien portado que siempre iba por lo correcto.

Su madre en cambio era dueña de una pequeña pero reconocida Boutique en el centro de la ciudad, la cual le quitaba mucho de su tiempo, pero al igual que su esposo, siempre buscaba el tiempo para estar con su familia.

En conclusión con todo esto se puede decir que Eidrian es un chico que lo tiene todo.

Terminado su desayuno toma las llaves de su auto y sale de la casa donde lo esperaba su Honda negro. Condujo cerca de 3 minutos y aparco frente a la casa de su mejor amigo y toco la bocina un par de veces.

Al poco rato vio a su amigo asomarse por la ventana - Vete solo, te alcanzo al rato! - Le grito, y sin esperar respuesta cerro la ventana.

Esto le pareció un poco raro a Eidrian, de seguro y volvió a ocurrir. Preocupado condujo hasta la escuela, solo le quedaba esperar lo que le dijera su amigo y que sus conclusiones no fueran ciertas.

Al llegar al colegio todas las miradas femeninas se posaron sobre él, esto no era nada nuevo, ya estaba más que acostumbrado, al igual que ellas lo estaban de ser ignoradas por él. Todas sabían que tenia novia hace un año y le había dejado en claro a todas que la amaba.

Camino hasta el final del pasillo donde se encontró con su novia; Emma, de estatura bajita, delgada sin muchos atributos, de tez blanca, cabello castaño y unos hermosos ojos color azules como el cielo, que a pesar de estar debajo de unas gafas no pasaban de desapercibidos. Para todas las chicas ella era un cero a la izquierda sin ningún atractivo, pero para él, era la chica más hermosa del mundo y la cual había robado su corazón.

Ella lo recibió con un abrazo, que con gusto Eidrian correspondió; A pesar de llevar un año junto a ella, aún no se hacia a la idea de que fuera su novia. Aún recuerda las incontables veces en que ella lo rechazo, pero aún así, él no se rindió e hizo todo por ganarse su corazón.

- Donde esta Nathan? - Pregunto Emma, una vez que se habían separo lo suficiente.

- Tuvo algunos inconvenientes, dijo que llegaría un poco tarde - Y deposito un tierno beso en los labios de ella.


Esa misma mañana...


Cubierto por montones de sabanas se encontraba un chico durmiendo, que inútilmente despertado por los rasguños y lamidos de su gato; Aún somnoliento se sentó sobre su cama haciendo a un lado al gato. Sin mucho esfuerzo tomo una corta ducha y se dispuso a vestirse.

Él era un chico guapo sin duda, de tez pálida, no muy alto y delgado, cabello negro un poco largo, ojos color azabache tan oscuros como la noche y unos muy finos rasgos y usaba unos lindos brackets hace un tiempo.

Desde abajo se escucharon gritos y cosas romperse, de inmediato corrió a ver que ocurría. Como se lo imaginaba, nuevamente su padre había llegado borracho y como si fuera poco todas las consecuencias se las llevaba su madre y él.

Al entrar en la sala lo primero que vio fue a su madre tirada en el suelo con la cara cubierta de sangre y su padre frente a ella gritándole. Impulsiva mente fue a ayudar a su madre, haciéndole frente a su padre.

- No te metas Nathan - Le grito su madre entre sollozos.

- No mamá!!, él no te puede hacer esto cada vez que quiera - Dijo Nathan con lagrimas en sus ojos, se sentía impotente, ese hombre no era su padre.

Sin previo aviso recibió una fuerte bofetada por parte de su padre, logrando tumbarlo al piso.

- No te metas mocoso!! - Le grita notablemente enojado el hombre. A punto de lanzar otro golpe, el hombre fue empujado por la mujer, lo cual no logro más que mover lo varios pasos hacia atrás, pero tuvo el tiempo suficiente para ayudar a su hijo a ponerse de pie.

- Lárgate!! - Le grito Nathan. 

Sin esperar respuesta subió junto a su madre a su habitación, dejando a su padre tumbando cosas y maldiciendo.

En ese momento suena una bocina fuera de su casa, inmediatamente la reconoce, es su mejor amigo. Corre a la ventana y pone una de sus mejores sonrisas.

- Vete solo, te alcanzo al rato - Y de inmediato volvió a centrar toda su atención en la mujer de cara triste y ensangrentada.

- Mamá, no puedes dejar que esto siga pasando -

- Losé, pero sabes que él no es así, solo cuando bebe -

- Lo cual es casi todos los días - Decía Nathan mientras buscaba algunas cosas y curaba a su madre.

- Él lo dejara - Dijo la mujer con esperanzas, que muy pronto fueron rotas.

- Eso dijiste hace 2 meses - 

Silencio fue todo lo que quedo después de eso. Salio por la ventana de su habitación, pues no quería encontrarse con su padre nuevamente.

Su padre era un empresario reconocido, pero eso no cambiaba el echo de que por los últimos 6 meses había vuelto a caer en el alcohol, y que lo único que hacia bien aparte de emborracharse, era golpear a su madre y al él.

Por otro lado, su madre era ama de casa, ya que su padre la obligo a dejar su trabajo una vez que estuvieron casados.

Se froto las manos, el clima era frió, húmedo y con mucho viento, le encantaba, amaba el frió, pues le parecía que combinaba muy bien con su persona. Él era como el frió, unos lo amaban, mientras otros lo odiaban y se cubrían, y con él casi siempre venia la tristeza.

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Foto de Eidrian

Foto de Eidrian

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